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A comienzos de año levantaron por primera vez la persiana de Picholeiros, un restaurante sencillo, gustoso y reparador, pero como todos tuvieron que bajarla de nuevo por la pandemia. Reabrieron hace unos meses y merece la pena hacer una visita a esta casa de comidas de ascendencia gallega y buen producto (incluido el helado de Bico de Xeado que sale a los postres). Allá donde estuvo Machete, ahora reinan las filloas, la empanada casera y el pulpo a feira. Apuntad la dirección, Valverde, 40, y no os olvidéis de reservar.
Pero entre los chipirones al estilo Louro y la ineludible tortilla de Tita, encontramos un cachopo... ¡¿un cachopo?! Entra solo estos días de incertidumbre por la simple contundencia de su nombre. No caben los dimes y diretes ni las medidas a medias en un plato así. Un homenaje al icono asturiano ejecutado en clave gallega... con lacón y el tradicional queso de tetilla. Probadlo y ya nos diréis.
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