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Botella de champán en mano y camisa de cuadros. Así saltó Eddie Vedder a un escenario madrileño después de más de una década sin pasar por la ciudad. Frente a él, 80.000 personas deseando reencontrarse con su adolescencia a ritmo de Release, canción con la que Pearl Jam comenzó el concierto, Better Man, Alive y más himnos grunge que forman ya parte de la historia de la música.
Memorable actuación de Eddie Vedder y @PearlJam en el @madcoolfestival #MadCool2018 pic.twitter.com/IP5Zkct53m
— Time Out Madrid (@TimeOutMAD) 13 de julio de 2018
Pero antes de Vedder y los suyos pudimos disfrutar de toda una tarde de actuaciones memorables, empezando por Iván Ferreiro, que agradeció al público que fuéramos a verle "entre tanto artista internacional tan bueno" que había. El gallego hizo un repaso de sus grandes éxitos, incluidos El pensamiento circular, y remató con una versión acelerada de su gran hit, Turnedo.
Tras los últimos coletazos de Eels en el Madrid Stage, Fleet Foxes tomaron el escenario principal mientras se ponía el sol. Aunque mereció la pena dejarse caer por el espectáculo bailongo de Leon Bridges y su R&B, que nos arrancaron por momentos también algunos pasos de swing.
El baile dejó paso al desenfreno con Tame Impala, otro de los grandes nombres de la jornada, que comenzó su actuación entre confeti y psicodelia. Los australianos congregaron a sus fieles para hacer un repaso de lo mejor de sus discos, incluido su brillante Lonerism, antes de Pearl Jam.
El show de Eddie Vedder dejó paso después a la efervescencia de Kasabian, que tocó del tirón Underdog y Club Foot y desató la locura entre los que aún tenían fuerzas para saltar. Un concierto que dejó con muy buen sabor de boca a quienes se quedaron para ver también a Justice, el plato fuerte del escenario dedicado a la electrónica, The Loop.
Los escenarios más pequeños dejaron también actuaciones para el recuerdo, desde Yo la tengo y Post Malone a Fidlar y Carolina Durante, el grupo revelación madrileño de la jornada.
Largas colas y problemas técnicos
A pesar de las más de diez horas de conciertos cuyo sonido estuvo a la altura de uno de los festivales más importantes de Europa, la tarde comenzó con unas colas kilométricas para poder acceder al recinto. Una espera tan larga que provocó el enfado de asistentes que tardaron incluso dos horas en poder entrar y que ocasionó momentos de tensión y vallas por los suelos.
“Lamentamos profundamente las esperas y las largas colas a todos los asistentes. Agradecemos a todo el público la comprensión ante los imprevistos. Estamos seguros de que las dos siguientes jornadas se desarrollarán con total normalidad”, han asegurado los organizadores del festival.
También hubo un problema técnico con la red que suministraba conexión a los datáfonos y pasadas las once de la noche no se pudo pagar con tarjeta la comida y bebida. Fallos de una primera jornada que, confiando en la experiencia de los organizadores, seguro que no volverán a ocurrir. ¿Listos para Arctic Monkeys, Jack White y Depeche Mode?