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El éxito siempre tiene un precio, y si para encontrar un lugar a pie de playa, que sea un paraíso para los niños y que garantice unas buenas vacaciones en familia, tenemos que recorrer más de 700 kilómetros desde Madrid (o pillar el AVE), se hace un punto. Hablamos de Girona y la bellísima Costa Brava. Allí se esconde un resort perfectamente camuflado en el paisaje montañoso de la villa de Tossa de Mar, donde se pueden practicar tantos deportes y llenar el tiempo libre de tantas actividades que apenas hay sitio para el aburrimiento.
Su ubicación es lo primero que llama poderosamente la atención: justo en medio de dos de las calas más bonitas de la Costa Brava, Pola y Giverola. De hecho, de ellas toma prestado el nombre, Pola Giverola Latroupe Resort. Y el acceso, porque aun siendo calas públicas (de las más solicitadas en los fines de semana de verano), la entrada a ambas es directa desde el propio complejo. En sus más de 35 hectáreas de paraje natural idílico, este complejo (que en sus orígenes fue levantado como retiro de verano para los trabajadores del Correo Suizo hace ya más de 30 años), se esconde todo un parque temático del deporte y el entretenimiento estival para todas las edades.
La sorpresa llega ya desde la carretera que serpentea hasta el complejo y desde la que se intuye, a un lado, su recién estrenada zona de cabañas de madera (para hacer 'glamping', o lo que es lo mismo, acampar con estilo) y al otro, sus modernos apartamentos agazapados en la montaña (más de 200). Y eso es solo la punta del iceberg de todo lo que esconde: desde un spa de 400 metros cuadrados a 9 pistas dobles de tenis (de hierba y tierra batida, con escuela para quienes quieran dar clases particulares durante su estancia), un funicular que conecta la parte alta del resort con la zona de hamacas, zona de máquinas recreativas (con billares, 'pinball' y hasta futbolines para los más nostálgicos), la posibilidad de practicar tiro con arco, hacer ciclismo, voleyplaya o waterpolo. Si es que por tener, tiene hasta tobogán acuático en su zona de piscinas (tres para ser precisos: una grande, la de adultos, y dos infantiles).
Y luego está la parte gastro, con menús infantiles que piensan hasta en los fanáticos del BLW, y tronas para todos. Está el buffet, en formato mercado gastronómico, salpicado de diferentes puestos y carros de cocina preparada al momento; y sus dos locales con vistas a la playa, L'Ona, para comer a la carta y bajo reserva (su arroz caldoso de bogavante es sencillamente espectacular) y la trattoria El Racó de la Cala, de cocina informal con acento italiano y actuaciones en directo durante las noches de verano. Y un chiringuito a pie de playa, y un 'foodtrack' de helados...
Menos de 10 minutos en coche o bus (sale uno con horarios regulares desde el resort) lo separan de la bellísima localidad de Tossa de Mar, uno de los pueblos más bonitos de España con playa, y mucha historia: su Vila Vella, el casco urbano que se esconde tras sus murallas, merece un paseo y unas tapas. Si os animáis, apuntad La Lluna, posiblemente uno de los lugares de tapeo más auténticos y con encanto murallas hacia dentro, y en cuya terraza empedrada (y escalonada) se suele ver más de un carrito de bebé. Lo dicho, un planazo para un verano de diez en familia.