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Hace meses que se viene hablando de este nuevo hotel que ahora, por fin, ya ha abierto en Madrid. Diseñado por el reconocido Philippe Starck, este es el segundo establecimiento que la cadena parisina Evok Collection abre fuera de Francia (eso ya dice mucho de su genuino 'savoir fair'), distinguida, por cierto, con el sello Green Globe, (certificación internacional que recompensa a las empresas y destinos turísticos por sus prácticas sostenibles). Y eso confirma que no, que este hotel no es solo una cara bonita más en Gran Vía.
Levantado en el mismo solar en el que años antes se encontraba el palacio de Masserano (la casa en la que vivió ni más ni menos que el escritor Victor Hugo cuando era niño), en un edificio de siete plantas construido entre 1919 y 1922 (incluido en el Catálogo General de Edificios Protegidos de Madrid), y en cuyos bajos estuvo abierto el American Bar Pidoux, o lo que es lo mismo: el primer bar americano de Madrid. Y la barra en la que trabajó Pedro Chicote antes de abrir su propio bar, el icónico Museo Chicote, solo unos números más arriba.
Cómo es el nuevo hotel de Evok Collection de Madrid
Solo Venecia puede presumir de contar con un Evok entre sus hoteles (bajo la marca Nolinski) y ahora también Madrid, con la apertura del nuevo Brach Madrid (Gran Vía, 20). Detrás de una fachada de piedra blanca, esconde un interior que rinde homenaje al diseño de los años 20 y 30, respetando objetos únicos y originales de la época en la que se construyó el edificio. Como la gran escalera de hierro forjado, "que se ha conservado y combina a la perfección con la decoración atemporal diseñada por Philippe Starck", apuntan desde la cadena. Dentro, 57 habitaciones y zonas comunes en las que "el hilo conductor es España como centro del enclave", decorada en tonos de madera jatoba (entre anaranjada y roja oscura) y dorados, cuero, cerámica y mimbre, como intentando encapsular la esencia mediterránea de manera suave y calmada.
Además del restaurante, un homenaje a los grandes cafés de Madrid (esos espejos de brasserie inclinados tan icónicos de la época), La Capsule es el espacio del que más se va a hablar. Un santuario de más de 400 metros cuadrados dedicado al bienestar personal y a los tratamientos antiedad, una zona wellness y spa que el carismático CEO de la compañía, Emmanuele Sauvage, definió antes de su apertura como "una cápsula del tiempo" en el corazón de la Gran Vía. Junto con las tecnologías de última generación (cámara de oxígeno hiperbárico o sauna de infrarrojos), sobresale su piscina de 20 metros de largo, epicentro de este hotel con el que la cadena parisina, reina del "estilo de vida generoso y cálido", se estrena en Madrid.