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La cocina de Miguel Vidal, entre una respetada imagen de cocina tradicional, los chispazos de personalidad y la sofisticación contemporánea, aterriza en el carismático edificio del MOM Culinary Institute, en esa exclusiva zona donde comparte espacio con embajadas y leyendas como Zalacaín y estrellas Michelin como A'barra. Así que el chef que puso Morgana entre los restaurantes más queridos de Chueca es ahora también un poco Albus Dumbledore. Porque no solo lleva las riendas e identidad del nuevo restaurante en este rincón casi centenario sino que es el director de la escuela culinaria y trabaja mano a mano en los fogones con algunos privilegiados alumnos.
La casa ha pasado por varias manos maestras en los últimos años (de Paco Roncero a Alfonso Castellano) en proyectos que no han terminado de asentarse. Vamos, que el lugar más que hechizado parece maldito. Pero pinta bien esta recién estrenada nueva vida. Ahora responde al nombre de Bancal y hay sigue su pan recién horneado, su aceite de Castillo de Canena y la mantequilla de cabra de Caraveruela (Córdoba) como acto de bienvenida, como declaración de intenciones.

Bancal (Serrano, 95) se encuentra a orillas de la calle María de Molina, tiene una terraza fabulosa (perfecta para eventos privados) y es uno de los restaurantes más bonitos de Madrid. Abre de martes a sábado para comidas y cenas. La decoración propia del edificio (Villa Thiebaut se levantó en 1934 influenciada por modelos ingleses de estilo Tudor y planteada como una versión tardía de los historicismos del siglo XIX) vestida en sala de acogedor mobiliario y manteles de hilo y el crujir del suelo a cada paso crea una atmósfera única antes de que lleguen los platos de Vidal, Premio Gastronomía Galicia 2021 y reciente ganador en Madrid Fusión 2025 en el concurso a Mejor Empanada de España.

Qué platos sirve Bancal en este curioso edificio casi centenario de Madrid
La primera carta de Vidal pasa por las costas gallegas que conoce bien, se apoya en el fuego de las brasas y el huerto que tienen a mano, viaja sin ataduras ni complejos a otras latitudes (kimchi, pak choi... wok) y echa mano de grandes sellos de calidad como Discarlux, Balfegó o COVAP. Hay carta, concisa e impecable, pero también menú degustación (87 euros) si no queréis u os cuesta decidir. Tampoco hay corsés para el cliente. De hecho, se pueden pedir medias raciones. En bodega guardan alrededor de 150 referencias que serán más durante este 2025 mientras el comedor, dividido en dos espacios, tiene capacidad para unos 35 comensales.

El debut de Bancal arranca con unos bocados individuales (de las omnipresentes ostra y croquetas a una torrija salada de picaña madurada), empieza a coger vuelo a la vez que se agarra bien al recetario clásico con una vieira, unas lentejas caviar o unas patatas a la importancia para llegar a esos principales con giros creativos como la filloa de carrillera ibérica con 'malaysian laksa' o el lenguado con una meunière de coco. Si quieres algo conservador, también tiene un rodaballo a la brasa y un entrecot de vaca.
