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La fachada del nuevo hotel boutique de la ciudad más antigua de España es tan modesta, tan sencilla, que nadie diría que dentro se esconde una de las nuevas direcciones gastronómicas del momento: Ettu. Y no es la única sorpresa de esta nueva dirección con muchas historias que contar: tiene piscina en la azotea, sala de cine, biblioteca de vinilos y hasta barra de coctelería con vistas privilegiadas al monumento más importante de la ciudad, su catedral. Esos son los ingredientes principales del nuevo Hotel OLOM, un alojamiento boutique que ha llegado a Cádiz desde México, como haciendo el camino de vuelta a casa en una historia que comenzó en la época de las colonias americanas allá por el siglo XVIII.
Su origen es mexicano (de allí proceden sus constructores, un grupo responsable de recuperar y devolver el esplendor local a edificios en ruinas), pero su historia es fenicia (su ubicación, civilizaciones que han pisado por sus calles, lo local domina por encima de todo en este hotelito de solo 14 habitaciones: desde el arte que cuelga en sus paredes (obras hechas ex profeso por artistas gaditanos) a su carta gastronómica, posiblemente el mejor homenaje a Cádiz (y sus productores) con platos como las papas con choco, el chipirón relleno de retinta o la royal de atún. Al frente de su cocina, mucho acento gadita: el cocinero es Álvaro Vela, y el ideólogo de la propuesta, Luis Callealta (ex director gastronómico de Aponiente que ahora, además, cuenta con su propio local, Ciclo, a pocos metros de Ettu). En la bodega, otro nombre propio más: Jorge Rodríguez, general manager del hotel, es el mejor asesor de su extensa carta de vinos (repleta de etiquetas de autor, rarezas y proyectos de recuperación de uvas casi extinguidas).
Un 'adults recommended' en la ciudad más antigua de España
OLOM es como un gran secreto que está corriendo de boca en boca entre los más sibaritas, y sus mascotas. Porque "este es un proyecto único en Cádiz, donde se trata a los perros hasta el extremo", nos cuentan desde el Grupo Origen, propiedad del hotel OLOM. Tanto, que cada uno de sus cuatro espacios gastronómicos (terraza, patio, azotea y restaurante) cuenta con un menú pensado para los perros. Lo anecdótico es que, sin embargo, los que no pueden entrar (aunque sin llegar a prohibirlo, en realidad) son los niños. Lo que viene siendo "un 'adults recommended' que sí admite mascotas". Así es este nuevo refugio contemporáneo de desconexión asentado en una filosofía que busca detener el tiempo en la ciudad eterna, que no es Roma, sino Cádiz, la ciudad más antigua de España y una de las más primitivas de occidente.