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Diego, Martín, Juan y Mario son cuatro chavales que han llegado a una conclusión: joderse la vida es lo más divertido. ¿Y quién puede culparlos? Ellos son Carolina Durante, el grupo de música que ha conseguido condensar en sus canciones el sentimiento de vacío existencial, abrazar a tus amigos como si fuera la última vez que fueras a hacerlo, las ganas de romper con todo, chillar que la vida es una mierda, pero… joder, qué buena mierda.
Con toda esa bola, los madrileños han llegado a su tercer disco, 'Elige tu propia aventura' (2024), un álbum en el que su nihilismo vitalista se vuelve mucho más honesto, más experimental y, aunque renieguen del término, mucho más maduro (aunque sea a nivel musical). Carolina Durante ha escogido la aventura de jugar con otros instrumentos, salir a explorar hasta cruzar el charco y grabarlo todo en Bristol, incluso cantar a dúo con Rosalía como si fuese 'Normal'. Quedamos con ellos en el Museo de la Luz, donde hablamos de su nuevo trabajo. El próximo 28 de febrero de 2025 actuarán en el WiZink Center, donde nos mirarán desde la comodidad de su hoyo, del que lejos de querer salir, han decidido hacer hogar y decorarlo a su gusto. Porque si no les gusta la aventura, siempre se puede volver hacia atrás y escoger otra. Que le den a Sísifo.
Habéis tenido un año de parón antes de publicar el disco. ¿Os ha dado tiempo a echar el freno y reflexionar sobre lo que habéis conseguido desde 'Cuatro chavales'?
Diego: No siento que haya sido como que 'Cuatro Chavales' haya sido el gran cambio.
Juan: ¿Por?
Diego: No sé, siento que fue hacer lo que veníamos haciendo pero en versión mejorada. Seguimos yendo para arriba, pero no supuso un punto y aparte. Yo sí que siento que con este disco ha habido un salto, sé que va a haber un cambio y se huele, yo lo huelo. El otro día que tocamos en Barcelona para recaudar dinero para la DANA, ya había algo en la sala… se olía algo especial, creo que esta gira va a ser tremenda.
Si algo llama la atención de este disco es el cambio que habéis pegado tanto a nivel instrumental, como compositivo. ¿Tocaba etapa de reflexión?
Mario: Sí que es un cambio que queríamos dar y teníamos muy claro que queríamos darlo, desde el momento en el que empezamos a hacer canciones y nos dimos cuenta de que nos aburría la fórmula de siempre. Ahí sí que decidimos pararnos a pensar más en las canciones y no hacer lo de primero tocar y luego pensar. También está el hecho de haber estado en distintos países a hacer sesiones, llegas a otro sitio, estás más aislado, tienes de repente juguetes nuevos… te ayuda a darle un poco al tarro y salir de tu movida.
Estar en un lugar distinto ayuda a no hacer lo de siempre
Habéis grabado el disco en Bristol, ¿cómo ha sido la experiencia?
Mario: Ha sido bastante buena experiencia, aparte de que el estudio era una pasada, la única preocupación era hacer música y estábamos en un sitio bastante precioso, con un montón de instrumentos nuevos para nosotros. Eso ayuda bastante, porque al final, el proceso de grabar un disco es muy comerte la cabeza, entonces, no tener otra cosa que hacer…
Diego: Estar en un lugar distinto ayuda a no hacer lo de siempre.
Os acercáis peligrosamente a la treintena y dejáis de ser cuatro chavales… ¿es esto la madurez de la que tanto renegáis cuando os preguntan?
Martín: Madurito (risas).
Diego: En el arte, asociar algo a que es lo más maduro de ese artista significa aburrido.
Mario: Significa acabado, ¿no? Si este disco es maduro, ¿qué será lo siguiente que vaya a hacer?
Martín: Es un disco juguetón. Siempre decimos que es el disco en el que hemos jugado, en el que más hemos arriesgado, en el que más hemos experimentado… nos hemos involucrado a nivel lírico. Son cosas que no le atribuyo a la madurez, sino a pasárselo bien. Maduro se asocia mucho a pensado, muerto, plano…
Os habéis expresado con mayor claridad. ¿Ha sido liberador crear este disco?
Diego: Ha sido liberador sacarlo, pero hacerlo…
Martín: Ha sido bastante angustioso.
Diego: Sí. Yo no siento que me lo haya pasado bien haciendo el disco, creo que… ¿Vosotros os lo habéis pasado bien?
Martín: Yo me lo he pasado bien a ratos, pero he sufrido bastante. Me he comido el tarro mogollón, pero lo veo con perspectiva y en verdad es lo bonito de estar ahí. No ha sido liberador, ha sido por estar en una zona un poco chunga… Había mucha expectativa, mucho esfuerzo, intentarlo lo mejor que puedes y abrirte con cosas que no son divertidas, pero creo que está bien estar ahí, no tiene que ser todo la panacea.
Diego: Ojalá el siguiente me lo goce más haciendo el disco…
Juan: Hay que estar más chill en el estudio, como el meme del perro, chill de cojones.
Diego: Pasárselo bien, joder.
Martín: Es verdad que si te metes a ir a por todas, la primera vez que lo haces vas con más tensión, al siguiente vez lo haremos con más confianza, confiaremos en que si le ponemos curro y buen gusto y honestidad, saldrá bien y no estás ahí con la expectativa… Tenemos una expectativa autoimpuesta.
Diego: Creo que es autoimpuesta, pero me gustaría ver si esa presión existiría de la misma forma si no hubiéramos logrado lo que hemos logrado con estos dos discos y lo anterior. Tengo verdadera curiosidad por ver cómo habría sido, si te enfrentas a un disco de la misma forma habiéndolo petado o habiendo tenido éxito o no, porque también está la cosa de… joder, me apetece hacer un disco por una puta vez que le mole a la peña. Siento que eso también te mete presión de alguna manera.
'Elige tu propia aventura'... ¿Cuál os gustaría escoger?
Diego: A mí en los próximos días me gustaría coger la aventura de grabar el cuarto disco.
Ese vacío existencial, ese nihilismo del que habláis en vuestras letras, lo encamináis a un lugar de luz donde la ironía logra abrirse paso y resalta las ganas de vivir, como en 'Hamburguesas'. ¿Por qué estáis agradecidos?
Mario: Porque sí, porque es muy bonita la vida.
Diego: La vida es la hostia.
Martín: Mis amigos son una buena razón.
Diego: Yo estoy agradecido de haber nacido en Madrid, es una ciudad increíble.
La canción 'Elige tu propia aventura' tiene muchas capas, escuchamos sobre todo esas trompetas que dan el clímax al tema y suplen a la letra del estribillo. Puede que sea la canción que más sorprenda al público. ¿Cómo surgió?
Diego: Realmente no lo teníamos en mente. Tenía una melodía de voz, que es lo acaba siendo al final las trompetas que se escuchan, lo que pasa es que no me salía nada con lo que tenía y hablando con el productor llegamos a la conclusión de que molaría que lo hiciese un instrumento. En ese sentido estamos todos muy contentos, porque creemos que cuando metes unas trompetas y unos violines… siento que hay algo, tomas un riesgo que no sé si hace 7 años habríamos hecho o nos habríamos descojonado si lo hubiéramos hecho. Lo hemos hecho en 'Probablemente tengas razón también' y se abre un horizonte de posibilidades.
Martín: Una de las cosas buenas de este disco es que hemos probado instrumentales de muchas maneras diferentes. Es positivo porque vemos que ha salido bien y estamos contentos, creo que para lo que venga después tomaremos más riesgos incluso, más exagerados.
¿Veremos a Carolina Durante junto a una sinfónica en algún momento?
Diego: Sí, sí.
Juan: Con una sinfónica no sé, pero con un cuarteto de cuerda sí.
Es fácil acostumbrarte a estar mal. De repente un día lo ves
En la portada estáis en un hoyo, dentro, pero muy cómodos, como en el salón de vuestra casa. ¿Estáis cómodos en el hoyo?
Martín: Es el objetivo.
Diego: Uno acaba pensando que se está bien, pero no.
Juan: Es todo mentira todo luego, como el mito de la caverna.
Diego: Es fácil acostumbrarte a estar mal. De repente un día lo ves.
Martín: Hay gente que ahí se queda muy cómoda y muy aislada. Era jugar un poco con esa imagen de "del hoyo no se sale, se aprende a vivir en él". Creo que el disco es más de apertura hacia afuera.
Juan: Más de la mitad para arriba, que de la mitad para abajo.
'Nihilismo vitalista', así se suelen describir vuestras canciones. Como millennials, ¿creéis que conseguís llegar a un público mucho más general por ese sentimiento compartido de que todo da igual y a la vez pensar qué bonita es la vida?
Martín: Creo que hay parte en la manera tan directa en la que Diego dice las cosas que mucha gente de nuestra generación comprende.
Mario: Igual es más la manera de decirlo, que la manera en sí lo que hace que a la peña le cale.
Martín: Sí que creo que hay un sentimiento generalizado de que todos estamos con estas movidas en la cabeza, pero hay mucha intención de no comerte el tarro y celebrar y creo que eso la gente comulga con esa sensación, de hecho, gente de otras generaciones conecta también.
Diego: Viene gente más mayor que a mí me dicen que les conecta con cuando tenían 20 años, su juventud, eso me parece curioso y ahí hay un punto que digo: ¿Por qué te conecta con esos momentos y no te hace conectar con algo del ahora? ¿Por qué la gente ve en las letras o en la temática una cercanía a los 30 años, sabes?
Martín: También creo que es hablar de unas cosas de una manera clara, es tener un objetivo lúdico muy directo, muy abierto, irónico, incluso cínico…
Diego: Es un sentimiento muy adolescente.
Martín: Y eso desahoga, ir a un puto concierto y gritar esas cosas… no estoy haciéndome la víctima ni dramatizando, es una manera muy poco dramática de hablar de estas cosas, es como muy histriónica. A mí me parece que ir a un concierto con otras miles de personas y gritar esto con tu colega al lado, que puedes hablar de ello y desahogarte tranquilamente, está bien.
Diego: Eso es sanador.
Martín: Eso a mí me gusta, me gusta hablar de esas cosas en las canciones. Hay gente que nos pregunta: ¿pero, estáis bien? Pues claro que estoy bien, si no estuviera bien, no hablaría de esto.
Más que Madrid es la ciudad lo que es bastante inspirador
Vuestras letras hablan de salir, de vivir la ciudad, de un estilo de vida marcado por la prisa, el ajetreo… de Madrid, en definitiva. ¿Se podría decir que Madrid es una de vuestras musas a la hora de componer?
Diego: Más que Madrid, que es obviamente la ciudad en la que hemos crecido y hemos vivido, es la ciudad en sí lo que es bastante inspirador.
Mario: Podría ser el campo si viviéramos en el campo.
Diego: Me gusta el caos de la ciudad más que la tranquilidad del campo. La poesía que habla de los pajaritos y el color del otoño… no puedo con ello. También es verdad que la ciudad te quita el silencio, vivo en una casa que tiene una pared de 3cm de grosor y es como que tengo compañeros de piso, pero sin que lo sean.
¿Vivirías en otro sitio?
Juan: Sí.
Diego: Yo no. ¿Tú dónde vivirías?
Juan: En Asturias.
Mario: Yo sí. Es que nunca he vivido fuera de Madrid y me gustaría irme de repente a otro sitio.
Diego: Yo no, yo no. También te digo que lo que decía antes de conseguir silencio, es más fácil si estás forrado, pero yo hablo de mi grosor de pared.
Juan: ¡Forra la pared, tío!