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Darren Aronofsky no es un director que haga películas fáciles. Ya sea la adicción a las drogas ('Réquiem por un sueño'), la enfermedad terminal ('The Fountain') o la autolesión obsesiva ('The Wrestler', 'Black Swan'), aborda temas difíciles, presentando profundos retos a su público, especialmente los de carácter sensible. Y lo hace de forma brillante.
Pese a ser una adaptación de una obra de teatro (del dramaturgo estadounidense Samuel D. Hunter) y estar ambientada casi en su totalidad en un solo lugar, 'The Whale' no es una excepción. De hecho, se asemeja más a 'The Wrestler' de 2008, aunque más que la lucha profesional suicida, es el aumento de peso extremo y el aislamiento social que definen a su personaje principal. Charlie (Brendan Fraser) es un profesor universitario aquejado y confinado en un apartamento que está desesperado por volver a conectar con su hija alienada antes de que su corazón enfermizo se agote.
Gracias a unos sorprendentes trabajos de maquillaje con prótesis (del maquillador canadiense Adrien Morot) que de algún modo hacen que el antiguo George de la Jungla sea totalmente reconocible, pero totalmente transformado, 'The Whale' ofrece varios momentos angustiosos, sobre todo las escenas donde Charlie engulle cualquier cosa que pueda comer.
Sin embargo, el filme no es ni tan triste ni tan voyeurista como podría haber sido. Charlie no es ni un objeto de ridículo (como a menudo lo son los personajes de sus características en Hollywoodland), ni el foco del asco y la burla. Aronofsky y Hunter (adaptando su propio trabajo) se esfuerzan para que tenga matices convincentes y, a pesar de todos sus defectos, sea profundamente simpático. Charlie tiene una fe sorprendente en la decencia de la naturaleza humana que desmiente su compulsión autodestructiva.
Es difícil imaginar que alguien lo haga mejor que Brendan Fraser
Es difícil imaginar que alguien lo haga mejor que Fraser, cuyos ojos brillan como faros de bienvenida en cada escena. Tiene el apoyo hábil de la estrella de Stranger Things, Sadie Sink, como su descendencia ácida Ellie y, el más impresionante, Hong Chau como la astuta cuidadora y mejor amiga Liz. Pero esta fascinante piezaa realmente pertenece a Fraser. Es, con diferencia, su actuación más impresionante, tanto en lo que se refiere a satisfacer sus exigencias físicas extenuantes como en el hecho de encarnar a un ser humano completo, desde su superficie sudada hasta su alma brillante.
Sí, a veces es difícil de mirar. Pero Fraser hace de 'The Whale' una experiencia profundamente empática y conmovedora.
Llega a las salas de cine a partir del 27 de enero en España.