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Mucho antes de renunciar a sus tres estrellas Michelin, Dani García ya había plantado la semilla para democratizar la alta cocina y alegrar a sus comensales con su creatividad sin tener que rascarse tanto el bolsillo. Eso era BIBO allá por el 2014. Y eso sigue siendo porque en estos años no ha dejado de llenar sus mesas.
Adelantándose a la primavera y ya con varios locales en la ciudad, la carta de este primer restaurante del chef malagueño en Madrid se renueva estos días manteniendo su filosofía, su cosmopolita y atractiva heterogeneidad. Llega un nuevo brioche a su tapeo más informal, a competir con su clasicazo de rabo de toro. Esta vez es de pollo frito, mayonesa de Ras el Hanout y lechuga. Y, como ya empiezan a subir las temperaturas, aterrizan en la mesa el salmorejo de centollo y el guacamole hecho al momento con edamame y nachos.
La nueva carta hace incluso un guiño a su futura apertura capitalina, Leña, e incorpora una exquisitas alcachofas a la brasa a la vez que echa mano de un icono de la casa, el atún de almadraba. Estos meses presenta el tartar bipolar, ventresca y descargamento de atún rojo, soja blanca, AOVE y hojas de capuchina. Y hace otro guiño a su tierra con una fritura de pescado que es su personal versión del británico fish & chips.
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