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Así es El Tercer Reich, el arrollador espectáculo que se podrá ver en Madrid

La instalación de Romeo Castelluci abre este año una nueva edición del festival LEV

Escrito por
Álvaro Vicente
LEV Festival
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Con la bailarina Gloria Dorliguzzo en escena y el diseño sonoro de Scott Gibbons, músico experimental electroacústico, la videoinstalación performativa The Third Reich del siempre provocativo creador italiano Romeo Castellucci abrirá el 18 de septiembre el festival de electrónica visual y realidades extendidas LEV Matadero 2024. Se trata de una representación espectral de la violencia que esconde el lenguaje, que lleva la percepción del espectador hasta la pérdida de control. Tras una breve acción, el cuerpo de la bailarina sale de escena y solo queda sobre el suelo una espina dorsal, metáfora de ese esqueleto léxico que vertebra los idiomas. Parece que las palabras sueltas, lanzadas una a una a diversas velocidades, sin vínculos de sentido o significado, convierte su virtual inocencia en caos, en un peligro para aquellos que necesitan controlar lo que se dice y cómo se dice. 

Nos cuesta desprendernos de la manía de entender, pero ensalada junto a democracia, bisexualidad junto a condensación o estriptis junto a sonambulismo no es más que eso, palabras. Sin embargo, su sucesión violenta, casi dictatorial, al ritmo del ruido concebido por Scott Gibbons, nos atraviesa el cuerpo, nos lleva a la sensación más que al raciocinio. Nos desconcierta. Nos apabulla. Nos engancha o nos expulsa. “Estamos inmersos en una palabra circular y autodesconocida -dice Castellucci-, en una especie de ruido blanco. A menudo imagino la lengua como un paisaje cambiante, y hoy tengo la impresión de que a su alrededor hay un desierto”. La sucesión frenética y liminar de las palabras garantiza que algunas de ellas queden impresas en la corteza visual de cada espectador; otras -la mayoría- se perderán.  El espectador, expuesto a este tratamiento, sufre la palabra humana bajo el aspecto de la cantidad. No el qué, sino el cuánto. 

El dispositivo se ha concebido también como una pieza de arte sonoro. Además, como explica el propio Scott Gibbons, “todos los sonidos utilizados proceden de transmisiones de la sonda Voyager 1 enviadas desde el exterior de nuestro sistema solar mientras atraviesa el espacio interestelar”. Una experiencia para valientes, sin duda, que no deja indiferente a nadie. 

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