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Pablo Álvaro y Juan Alcaide, dos de los grandes al otro lado de una barra de sushi en este país, acaban de renovar por completo su restaurante. Vamos, lo han dejado irreconocible. Abrieron reservas para esta nueva experiencia, este nuevo contacto con su vibrante cocina hacia finales de abril. Y para este cambio integral han contado con uno de nuestros más internacionales artistas urbanos. Sí, Okuda San Miguel les ha dejado un mural hipercolorista que destaca aún más sobre ese escenario en negro y que habla el mismo lenguaje que su propuesta culinaria, creaciones elegantes y singulares.
Su parte líquida siempre ha sido un gran filón. Más allá de las armonías que salen de su bien nutrida bodega, con la reforma han sumado un bar a la entrada del restaurante (Los Madrazo, 6). Un espacio al que se puede venir sin reserva para sentarse a disfrutar de una carta diferente, más casual pero igualmente cuidada. Porque esta pareja no da puntada sin hilo.
"Somos una cocina diferente que no se pone límites, pero siempre sabiendo de dónde venimos y sin perder nuestra esencia”. Sobre este lema han diseñado no solo un nuevo espacio sino lo que mejor saben hacer... platos que sorprenden, que te dejan paladeando, pensando... Novedades como su almeja fina gallega el Wok con salsa de tamarindo tostado o el tartar de gamba blanca con huevo frito y pasta kataifi se unen a constantes fueras de carta cada temporada, brillantes ideas efímeras y grandes clásicos de la casa.
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