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Todas sus historias, las que caben en un lugar que supera el siglo, relucen estos días tras levantar el telón que ha cubierto este histórico hotel de Madrid, ubicado dentro del Paisaje de la Luz, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Le hacía falta esta reforma y el resultado invita más que nunca cruzar sus puertas y a asomarse a su legendaria cúpula acristalada; 1.875 vidrios que brillan como el primer día tras el trabajado de más de 100 especialistas.
Pero ya por fuera se hacen evidentes los cambios al paseante despierto. De hecho, gracias al minucioso trabajo de Ruiz Larrea Arquitectura, la restauración de la fachada despierta el esplendor original de 1912. Un lienzo de alrededor de 8.000 metros cuadrados en los que se ha descubierto el 'color Palace', un beige cálido que contrasta con el terracota, revelando ornamentos florales y guirnaldas que no habían sido visibles en décadas.
The Palace, a Luxury Collection Hotel, alojamiento de referencia para nombres como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Mata Hari o Ernest Hemingway, reverdece aquellos laureles y se pone a la altura de otros grandes iconos de la zona como el Museo del Prado, el museo Thyssen-Bornemisza o, su gran vecino hotelero, el Ritz (que también se actualizó hace unos años). Uno de los más famosos decorador de interiores de nuestro país, Lázaro Rosa-Violán, ha sido el encargado de acercarlo al siglo XXI sin perder su esencia, de equilibrar el lujo clásico con el diseño contemporáneo
El nuevo The Palace: dos novedades destacadas
Bajo la icónica cúpula de cristal, totalmente restaurada vidrio a vidrio y la espectacular lámpara Art Decó con forma de palmera, aparece una gran barra donde se trabaja por igual los tragos de coctelería clásica y las creaciones propias con guiños a huéspedes históricos del hotel.Y alrededor de este cameleónico espacio, La Cúpula, con una clara inspiración en los felices años 20, se distribuyen las mesas del restaurante, una propuesta culinaria comandada por Nuno Matos, curtido en cocinas con estrella Michelin.
En carta vais a cruzaros con referencias atemporales como el Wellington The Palace o el steak tartar 'Julio Camba' pero también con un destacado despliegue de tapeo (croquetas, gildas...) y platos contemporáneos como un pulpo gallego con ajoblanco de piñones o un carpaccio de carabinero con limón, azafrán y cilantro.
Otro de los cambios importantes, que a la vez es otro autohomenaje, es la creación de 27 Club, uno de los espacios más singulares del hotel. La casa ha rebautizado el añejo Museo Bar para celebrar a los poetas de la Generación del 27 que lo frecuentaban. La coctelería conserva su fama de museo vivo, que cuenta la historia del hotel a través de una impresionante colección de más de 70 ilustraciones creadas por el equipo de Lázaro Rosa-Violán, inspiradas en los archivos históricos del hotel. Para beber, un 1912 John Collins, un Whisky Sour 1927, el exótico Caribbean Cocktail Champagne o el refinado Negroni
llamado Un Americano en el Prado.
