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Es toda una institución en el corazón de Lavapiés. El centenario Café Barbieri, que no soportó la pandemia y tuvo que cerrar sus puertas, vuelve a recibir clientes en sus bancadas rojas, en mesas de mármol, entre espejos y reflejos dorados. Pero reabre con novedades. Ahora sirven cocina italiana en su versión más popular. Muchas pizzas de estilo veronés (que salen de su horno a la vista del cliente con una masa fina y crujiente), mucho plato de pasta (rellena o no, clásica o de temporada) y postres tradicionales (la santa trinidad del tiramisú, panna cotta y canolo). Detrás de este giro se encuentra el empresario hostelero genovés Paul Torriglia de Altolaguirre.
Pero quieren mantener la misma esencia (ahora más brillante, menos avejentada) y el objetivo de seguir siendo un punto de encuentro para madrileños y turistas. Y por eso el escenario es de lo más versátil. Están los icónicos sofás de terciopelo junto a los grandes ventanales en la sala principal pero también hay varias mesas altas para darse a un picoteo más ligero y un espacio recuperado que busca ser un comedor más recogido e íntimo, con un interiorismo y una iluminación propias, con la que traer el café al siglo XXI.
La nueva vida de este legendario local, abierto en 1902 y presidido por Erato (una de las nueve musas que representa la lírica coral y la poesía romántica), trae también una mayor atención a la oferta de coctelería... Aquí os esperan tragos como el Cinammon Espresso "Barbieri", el "Lavapiés" Mai Tai, el Spicy Margarita Gloria Fuertes, el "Sabina" Bourbon Sour, el Negroni "García Lorca" o el Bloody Mary de Alfonso XIII, entre otros.