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Los constructores del nuevo Centro Logístico de Bomberos, ubicado en el polígono de La Atayuela, se han encontrado con una grande y pesada sorpresa. El descubrimiento de un cementerio de elefantes se ha convertido rápidamente en todo un hito para la arqueología madrileña, gracias a la información y al patrimonio recuperado.
Entre los restos de fósiles encontrados, que ya se han depositado en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid y prestado Museo Nacional de Ciencias Naturales para su estudio, se han descubierto mandíbulas, colmillos, fémures, húmeros y caderas completas de ocho ejemplares de 'Gomphotherium angustidens', un antepasado lejano del elefante africano, y que se estableció en esta zona hace 14 millones de años por sus reductos de alimentación y agua. Posteriormente, una gran riada cubrió los restos de las carcasas, lo que permitió su conservación y que estas fosilizaran.
Esta especie extinta de elefante tenía una talla de unos cinco metros de longitud por tres de altura y podía llegar a alcanzar un peso de unas 2,5 toneladas. Poseía cuatro colmillos: dos superiores, divergentes y curvados hacia abajo, y dos inferiores más cortos. Se estima que su trompa era más corta que la de los elefantes actuales. En estos trabajos de excavación, que empezaron en marzo y se extendieron hasta agosto, han participado ocho paleontólogos y arqueólogos, y han abarcado 800 m².