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Después de cinco años de trabajo y de giras interminables, de recompensas como la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes (2021) e incluso de ser el foco de la polémica, Amaral publica su noveno álbum de estudio, 'Dolce Vita'. Un trabajo hecho entre viajes y conciertos que presenta 15 canciones en las que Eva Amaral y Juan Aguirre se sinceran como nunca antes. Un canto a la crudeza de la vida y a la belleza de vivir, a la suerte de seguir aquí y sobre todo, una oda a la naturaleza. La gira de presentación arrancará en mayo y llegará a Madrid, al Movistar Arena (antes WiZink Center), el 19 de julio.
¿Qué es 'Dolce Vita'? ¿Cómo es ese lugar soñado?
Juan: 'Dolce Vita' es el título que engloba estas quince canciones y hace referencia a un lugar ideal o a una situación emocional ideal, y, como ideal, es a veces utópica: de paz, equilibrio, de conexión con la naturaleza. Con todo lo que implica eso, porque que a veces no siempre se cumple. Tiene que ver con la búsqueda de un equilibrio personal, que se puede conseguir, pero que no siempre se mantiene, porque cualquier situación de calma se puede romper por la propia naturaleza de la existencia.
En la canción que da nombre al disco decís: "No soy la voz de una generación, no soy un faro, soy un resplandor, un parpadeo fugaz, así me debéis recordar". Lleváis más de 25 años sobre el escenario y muchas de vuestras canciones se han convertido en himnos. ¿Todo eso os genera mucha presión?
Eva: Más que por eso, la presión viene de otro lado. Seguimos disfrutando de hacer música y de subirnos al escenario. Cuando estás componiendo el disco, la presión la imprimes tú, porque quieres hacer el mejor disco del que seas capaz y sacar de tu cabeza todos esos sonidos que quieres que sean maravillosos. Muchas veces te frustras porque no son tan maravillosos como tú pensabas que eran y sigues buscando. Esa es la presión. Luego, una vez hecho el disco, sí que piensas en cómo lo van a ver los demás y estás deseando que les guste y les trasmita algo. Sabes que no le vas a gustar a todo el mundo, es imposible. Este disco, sobre todo, son historias que hablan desde un punto de vista muy personal, que al final son sentimientos universales. A veces, lo más personal es lo más universal del mundo, y te emocionas pensando que habrá mucha gente que habrá pasado por lo mismo que cuentan estas canciones y que las hará suyas.
Este disco, como todos los discos que se publiquen en 2025, van a formar parte de un retrato general y generacional de esta época que nos ha tocado vivir
Hace cinco años de vuestro último disco y, en este tiempo, han pasado muchas cosas en el mundo y también en vuestras vidas. ¿Cómo os ha influido todo eso a la hora de crear este álbum?
Juan: Ha pasado todo este tiempo desde el disco anterior porque hemos hecho un periodo de giras interminables. Cuando acabó el confinamiento, volvimos a tocar y, cada vez, ante audiencias más grandes. Nos hubiera gustado mostrar estas canciones mucho antes. Es verdad que, como decía Eva, todas las canciones hablan de relaciones entre las personas y con uno mismo, y todas esas historias ocurren en un entorno. Este disco, como todos los discos que se publiquen en 2025 y todas las pelis que se hagan, van a formar parte de un retrato general y generacional de esta época que nos ha tocado vivir. Pero partiendo de la base de que siempre son historias personales en las que se cuela una visión del mundo, una idea de cómo te gustaría que fueran las cosas y de cómo te gustaría vivir.
Las canciones han surgido a lo largo de estos cinco años, y ya por fin sale el disco y tenéis una gira programada. ¿Cómo estáis? ¿Cómo se vive este momento?
Juan: Ahora mismo estamos apabullados, porque justo estamos en el periodo de salida del disco y hay muchísimo interés por parte de los medios. Intentamos no defraudar a nadie. Nuestros conciertos empiezan en mayo y hay un montón de gente que se ha comprado las entradas. Incluso hay conciertos que se han agotado sin que el disco hubiera salido. Es muy fuerte pensar que hay mucha gente que se sacó la entrada para la gira de presentación sin haberlo escuchado todavía. Vamos a intentar que sea una fiesta. Tocaremos todo el disco nuevo, que son 40 minutos y pico, y también canciones de los otros ocho discos. Afortunadamente, solo tenemos nueve, así que tenemos tiempo para tocar temas de los anteriores.
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A lo largo de vuestra carrera habéis dejado parte de vuestras historias y vivencias en vuestras canciones, pero en 'Dolce Vita' habláis de 15 canciones en las que os desnudáis.
Eva: Hasta los anteriores discos hemos sido un poco pudorosos en las canciones que hemos compuesto. No acabábamos de contar las cosas de manera tan directa como en este disco. Las contábamos, pero las escondíamos a través de figuras y terceros personajes. En este disco hemos hablado más en primera persona y de manera más directa. Por eso hablamos de una desnudez emocional.
Juan: No quiere decir que no lo hayamos hecho antes.
Eva: Es una evolución.
Juan: Tenemos un sistema de trabajo un tanto caótico. Porque no hay una manera de afrontar dos canciones de la misma forma. Cada una surge o de Eva o de mí y le damos vueltas entre los dos. Sentíamos que el disco estaba adquiriendo unos tintes que eran personales, otra cosa es como lo perciba luego el mundo. Nos hemos dado cuenta, después de hacer el disco, de que cuando hablas de lo más personal conectas más con la gente, porque todas las personas nos parecemos más de lo que pudiéramos creer.
"Libre como el día en que nací, así he de vivir", ¿es un mantra? ¿Que significa para vosotros ser libre?
Juan: Empieza como una especie de mantra, ¿verdad?
Eva: Sí, de hecho, hay unos sonidos que son un poco hipnóticos. Nos parecía un bonito comienzo del disco y especialmente empezar con la palabra libre. El concepto de libertad nos ha acompañado desde nuestros inicios. A nivel personal, porque los dos éramos un poco rebeldes en la adolescencia, como todo el mundo. Pero llevamos esa especie de rebeldía a la música, a lo que nos queríamos dedicar. Para nosotros, esa figura del músico que iba con su instrumento recorriendo el mundo sin depender de nadie, era nuestro ideal. Y fuimos a por ello, sin saber a dónde nos llevaría. No teníamos un plan B. Fue una huida hacia adelante y nos ha llevado hasta aquí, cosa que es muy sorprendente porque este tipo de historia suele terminar en otro trabajo que no tiene que ver con la música. Entonces esa idea de la libertad forma parte de nuestro ADN. En lo artístico es innegociable y en lo personal, por supuesto, también.
El exceso de contacto con muchas opiniones ajenas puede provocarte un bloqueo
En 'Rompehielos' habláis de olvidarse de juicios ajenos y vivir cada uno como quiera, ¿cómo surge esta canción?
Juan: La primera vez que la escuché fue porque me la envió Eva prácticamente acabada en una sesión de un programa que se utiliza para componer y grabar voces, guitarras, instrumentos... Me pareció un ritmo muy interesante y una melodía muy bonita, y a partir de ahí la trabajamos.
Eva: Es como una especie de conjuro y de sortilegio a la fortaleza. Porque muchas veces el exceso de contacto con muchas opiniones ajenas puede provocarte un bloqueo, y yo quería conjurar a la fortaleza para vencer ese bloqueo y para decírmelo a mí misma. Porque está muy bien decir que voy a ser fuerte y voy a tener un casco de acero, pero muchas veces no lo tengo. Y una sola opinión me puede hundir en ese momento. Así que, cuando siento esa especie de flaqueza, pienso en la canción.
¿Qué representa para vosotros la canción 'Los Demonios del Fuego'?
Eva: La idea de la canción nace de un momento en el que encendimos una estufa de leña que llevaba mucho tiempo apagada y entonces, al calentarse y al crujir dentro la madera, quemándose, empezó a hacer unos sonidos extrañísimos, como si hubiera una radio dentro. Unos sonidos que parecían voces. Y pensé que era normal que en las culturas más antiguas pensaran que el fuego tenía propiedades mágicas o que incluso había demonios en el fuego. Pero es una canción que de lo que verdaderamente habla es de volver a comenzar, de sentirse enraizado con un lugar, que es en realidad algo que llevas tú mismo dentro. De empezar a sentirse más en paz, que sea lo que tenga que ser, porque tú estás en un momento perfecto y si han de venir los demonios del fuego, que vengan.
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La naturaleza siempre ha estado muy presente en vuestra discografía y en este disco tiene mucho protagonismo.
Juan: Como generación, el reto que tenemos es proteger el planeta. Nos han preguntado qué es lo que más nos preocupa a nivel colectivo y pienso que es la defensa del medio natural en el que vivimos. Por más que construyamos, necesitamos la luz, el agua, los bosques… para seguir viviendo en la tierra. Y parece que no seamos conscientes.
Eva: Da la sensación de que solo pensamos en el medio natural como una manera de explotarlo, en lo que nos reporta cuantificado en dinero y tendría que haber un cambio de mentalidad en ese sentido, porque va mucho más allá de lo cuantificable. En el propio equilibrio de la naturaleza, nosotros somos una parte ínfima y nos puede barrer en cualquier momento. Y para nosotros la naturaleza siempre ha sido una imagen de libertad, donde te sientes un animal más, que es lo que somos. Aunque nos hayamos puesto ropa que nos diferencia unos de otros y vivamos en casas de ladrillo, en realidad somos animales y tenemos una responsabilidad con el resto de animales con los que vivimos.
Llegasteis a Madrid para probar suerte en el mundo de la música y habéis vivido aquí muchos años. ¿Cómo ha sido vivir en la capital?
Juan: Madrid es una ciudad muy abierta y a la que estamos muy agradecidos. Es nuestra segunda casa después de Zaragoza y sigue formando parte de nuestras vidas porque, aunque podamos estar pasando tiempo en lugares diferentes, aquí trabajamos muchas veces. Tenemos la fortuna de que podemos componer en muchos sitios diferentes, pero Madrid nunca lo dejas del todo. Yo estuve mucho tiempo fuera en un pueblo pequeño trabajando con Eva en el disco y cuando volví a Madrid disfruté mucho más. Lo quería ver todo, ir a todos los eventos. Leía Time Out y me faltaba tiempo para ir a todo. A todas las exposiciones, a todos los conciertos de las Noches del Botánico. Coincidió que tenía entradas para el festival y luego me daba cuenta de que nosotros teníamos también nuestros propios conciertos y tenía que regalarlas. Es una ciudad fantástica, donde desde el minuto uno te sientes parte de ella. ¿Cosas que se podría mejorar de la ciudad? Igual sobran coches, podríamos copiar a París, que han limitado el uso del coche privado y han fomentado otros medios de transporte.
¿Habéis vuelto a esas primeras salas donde empezasteis? ¿A qué locales tendríamos que ir ahora para descubrir nuevos grupos que buscan hacerse un hueco en el mundo de la música?
Juan: Sí, vamos a conciertos en sitios pequeños. Hay algunas salas que han cerrado y se han convertido en otra cosa, pero seguimos yendo al Café La Palma, la Sala el Sol y a sitios que ahora parecen pequeños, pero en aquella época los veíamos supergrandes para llenarlos, como Galileo. Somos muy de ir a conciertos. De hecho, Repion toca un día de estos en un sitio pequeño.
Eva: Pues iremos.