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Puede que un plato tan madrileño como las gallinejas no sea apto para todos los paladares. Pero que eche el cierre un local mítico donde las hacían con esmero desde toda la vida siempre es una noticia triste.
En el número 84 de la calle Embajadores se ubicaba, desde hace más de 50 años, uno de los locales especializados en este manjar tan castizo, la Freiduría de Gallinejas. Ahora, su propietario ha decidido echar el cierre: este domingo bajará la persiana definitivamente.
En la freiduría de Embajadores, regentada desde su apertura por la misma familia, se cocinaban otros platos tradicionales de la cocina madrileña como las mollejas, los botones, los chicharrones y los canutos. Sin embargo, su especialidad más conocida eran precisamente las gallinejas.
Pero, ¿qué son exactamente? No todo el mundo lo sabe: las gallinejas no son otra cosa que tripas de cordero. Se trata de un plato de origen humilde, y ya en tiempos de posguerra se elaboraba de las sobras que salían del extinto Matadero de Legazpi.
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