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María Luz y Paula acaban de estrenar el mejor espejo del territorio en el que viven, de ese paisaje en el que se han movido en los últimos años. Y resulta que tiene forma de pequeña heladería artesana. Micro en metros cuadrados, enorme (y necesaria) en todo lo demás. Por filosofía, por dedicación, por cariño, por ánimo, por conocimiento... Su proyecto es tan honesto como magnético. De su obrador salen producciones limitadas que huelen y saben a temporada. Vamos, que estas semanas os podéis cruzar con un helado del día (en formato individual) que sea leche (de cabras que salen a pastorear desde Las Navas del Marqués), canela y cerezas del Jerte.
Ellas lo cuentan mejor. Este es el origen de su "microheladería transhumante": "Si algo teníamos claro cuando empezamos este camino es que no queríamos ser una heladería al uso. Porque las heladerías convencionales no transmiten historias y nosotras, quizá con una vocación romántica, no entendíamos nuestro producto sin hablar de todo el esfuerzo que hay por detrás. Un esfuerzo que no es sólo el nuestro, sino el del rebaño, el del pastor, el de las agricultoras, apicultores, artesanas que elaboran su producto con mimo y cariño día a día para que generosamente lo podamos disfrutar". Se llaman Campo a través y despachan pureza y verdad a varios grados bajo cero. Y, con esos mimbres, no podían estar en Malasaña. Hay que ir a verlas a San Lorenzo de El Escorial (San Agustín 2). Es ya nuestra próxima parada obligatoria. Con o sin entrada al monasterio, pasaos a hacerles una visita. Saldréis felices.
¿Conocéis esa frase que la mayoría atribuye a Napoleón? La de "¡Champagne! En la victoria lo mereces, en la derrota lo necesitas". Podría servir para el helado. Y aquí tenéis casi una decena de sabores. De limón con flores de saúco, nata con café de especialidad, pistacho con flor de azahar... Las venden en tarrinas perfectas para comerlas sentado en el sofá de casa si eres vecino de este Patrimonio de la Humanidad o para completar un picnic a la sombra en el bosque de La Herrería (junto a los parques y jardines de la Casita del Príncipe). Como la raíz del proyecto es dar voz al campo, en las estanterías hay otros sellos amigos con mermeladas, fermentos lácteos, quesos y vinos naturales para que el plan sea redondo.
