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Está demostrado que las malas noticias nunca vienen solas. Y si pensábamos que no podía haber nada más triste que vivir sin el camarero más querido de Malasaña, Casto Herrezuelo -fallecido el pasado 22 de febrero- a ver qué hacemos ahora que sabemos que cierra su bar. Sí, El Palentino echa el cierre definitivamente el jueves 15 de marzo, fecha que guardaremos en nuestra memoria junto a otros hitos imposibles de olvidar vinculados a la ciudad.
Y aunque ahora se nos hace difícil imaginar un futuro sin El Palentino -para nosotros merecedor del premio al mejor bar de Madrid que le otorgamos en 2017-, vamos a intentar quedarnos con los buenos recuerdos de este bar, el bar más bar de todos, que ha visto pasar por su barra a actores, cantantes, periodistas y hasta algún político durante sus más de cien años de historia. Y todo ello sin darse ninguna importancia.
Este homenaje lo hacemos por nosotros y por quienes nos precederán porque, aunque ellos no podrán decir 'yo estuve en El Palentino', merecen saber por qué es tan significativo para el barrio y para la ciudad:
1. Por sus boquerones en vinagre. Esta tapa debería escribirse con letras de oro en los anales de la historia de las tapas de Madrid.
2. El pepito de ternera. Sin desmerecer el resto de bocatas y raciones de su carta -lomo, beicon o tortilla francesa-, la mayoría de habituales y espontáneos de El Palentino coinciden en que este es el top (con el permiso del sandwich mixto con huevo, el segundo del ranking de favoritos).
3. Las copas a tres euros. Pocos bares de la ciudad pueden presumir de seguir sirviendo copas de calidad -aquí no hay sitio para el garrafón- a precio de refresco.
4. Las conversaciones con Loli, la mujer que hay detrás de la barra desde casi los inicios del bar, cuñada de Casto y la mejor anfitriona a la hora de los desayunos. Ella se encarga del turno de día, en pie de guerra desde las siete de la mañana desde hace ya varias décadas, y siempre con ganas de charla.
5. Los silencios de Casto, el alma mater del bar, la cara más conocida y el relevo de Loli desde las cuatro de la tarde hasta la madrugada. Un hombre parco en palabras pero generosísimo en hospitalidad.
6. Las canciones, los libros y los guiones de películas que ya nadie escribirá mientras se toma una caña apoyado en su barra, como Álex de la Iglesia con 'El Bar', la peli que rodó inspirándose en El Palentino, o el videoclip que rodó Manu Chao para su canción 'Me llaman calle'.
7. Y, en general, el ambiente buenrollista a casi cualquier hora del día a la altura del número 8 de la calle del Pez.
Algo nos dice que, por muchos otros negocios que vengan después a ocupar su lugar -que no su espíritu-, esta esquina nunca volverá a ser lo mismo.