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No va de religión, ni de amor, ni de libertad, ni de sometimiento, ni de música, ni de miedo y, al mismo tiempo, va un poco de todo esto y más. Lo que está claro es que 'Unorthodox', la serie de Netflix, os hará pensar y plantearos vuestro entorno y vuestra vida. Si todavía no la habéis visto, os damos cinco motivos para darle al 'play' ahora mismo. Es una mini serie de 4 capítulos más uno extra, una especie de 'making of' y, estáis avisados, se os meterá dentro.
1 - Porque es diferente
Ya se sabe que todo está inventado y, aunque la calidad de las series actuales es bastante alta, los argumentos acaban girando alrededor de temas muy similares: crímenes, bajas pasiones, sexo, drogas, poder, malos entendidos, amor, ciencia ficción... Pero hasta ahora no habíamos visto nada parecido, nadie se había metido hasta la cocina –nunca mejor dicho– de una comunidad tan cerrada y poco conocida como la de los judíos ultraortodoxos. Y, al menos en mi caso, ha puesto en evidencia lo poco que conocemos a otras culturas, religiones y su forma de funcionar. Y eso, que te muestren algo tan diferente, es lo que ha hecho de 'Unorthodox' un fenómeno.
2 - Porque la historia es real
Basada en hechos reales. Así de sencillo y así de llamativo. La serie está basada en el libro de memorias de Deborah Feldman, una joven que escapa de la estricta comunidad judía ultraortodoxa para rehacer su vida lejos de ella. Escapa de un matrimonio concertado, de la presión por tener hijos con relaciones sexuales nada satisfactorias, de no tener acceso a sus aspiraciones, de una comunidad entrometida, de un patriarcado asfixiante. En la serie, los 'flashbacks' son los más fieles con la vida de Feldman, en cambio, la vida de Esty Shapiro (la protagonista) en Berlín difiere más de lo que le pasó a la autora del libro y también guionista de la serie.
3 - Por el idioma
Esty forma parte de la comunidad Satmar de Williamsburg, en Brooklyn, Nueva York. Y, como todos en la comunidad, habla yidis, un idioma propio que mezcla alemán y hebreo (a grandes rasgos) y que en la serie se ha respetado, es decir, no ha sido doblada como cuando los personajes hablan en inglés y en alemán, en caso de que no la veáis en versión original. En el capítulo extra veréis la dificultad y la grandeza cultural que supone que Netflix apueste por una serie donde gran parte del tiempo se habla un idioma que solo entiende una minoría.
4 - Por el vestuario
Si os preguntan cómo identificar a un hombre judío ortodoxo, seguro que decís "por la barba y los tirabuzones". En la serie no faltan las 'péot', que así se llaman –se hicieron cientos de ellas falsas para los actores extras– así como las pelucas típicas que llevan las mujeres casadas, ya que tienen prohibido mostrar su pelo en público. Pero prestad atención porque en cada capítulo veréis montones de piezas de ropa típicas del día a día de esta comunidad y de sus liturgias. Atención a los 'shtreimel', unos enormes sombreros de piel que llevan los hombres casados durante el 'shabat' y en otras festividades. En la serie son de piel sintética –los originales pueden costar más de mil euros– y los veréis, sobre todo, durante la boda. Y este es otro punto importante en cuanto al vestuario, fijaos en el vestido de la novia, ¿a qué otra comunidad os recuerda?
También es muy interesante el cambio físico y de estilo de la protagonista. La liberación personal de Esty se materializa al quitarse la peluca y al dejar atrás los modestos vestidos de las mujeres de Satmar. Aunque la historia sucede en Williamsburg y en Berlín, prácticamente toda la serie se filmó en la ciudad alemana, pero como a los responsables de vestuario les costaba encontrar ropa fiel a la tradición Satmar en Alemania, tuvieron que adquirirla directamente en Williamsburg.
5 - Por los actores
La valiente Esty; su marido Yanky, que tampoco tiene ni idea de qué va la vida; el peligroso e inquietante Moishe, el grupo de jóvenes del conservatorio de música... Otro riesgo tomado y superado de la serie es haber contado con un elenco formado por actores prácticamente desconocidos pero que han demostrado su solvencia. No le perdáis la pista a Shira Haas, una Esty menuda, casi una niña, con un rostro profundamente expresivo que hará que sintáis la asfixia, el miedo y el anhelo en sus ojos. Otra curiosidad de la serie es que, en esta obsesión de la dirección y de los productores por ser fieles a la realidad, contaron con la ayuda y supervisión de Eli Rosen, actor, traductor y especialista en yidis, que pertenece a la comunidad y que se encargó de enseñar yidis a los actores y estar pendiente de detalles que le dieran autenticidad a la historia. Además de ser una especie de guía espiritual durante el rodaje, también interpreta el papel de rabino.