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El miércoles de la semana pasada, a tan solo dos días de una manifestación feminista que volvió a hacer historia, en El Pavón Teatro Kamikaze se estrenaba 'Jauría', una obra de teatro documental dirigida por Miguel del Arco basada en el juicio de La Manada. Después de verla, no podemos hacer otra cosa que instaros a comprar vuestra entrada. Como sociedad, es urgente que hagamos examen de conciencia, para desactivar y vencer muchos de nuestros comportamientos heredados. Por esa razón, todo el mundo debería ver 'Jauría'. Aquí os damos cinco motivos.
1. Al corazón de cada palabra. Una voz, nada más empezar la función, nos advierte de que en 'Jauría' no hay un gramo de ficción. El texto está íntegramente construido a partir de extractos de las transcripciones del juicio, de las declaraciones de los acusados y de la víctima. Miguel del Arco hurga en cada palabra con justicia, prometiéndonos que no va a poner en escena nada que no sea la verdad, sin manipulaciones. Así es cómo va apareciendo, a retazos, el recuerdo de esa noche tremenda de los Sanfermines de 2016 en la que cinco hombres violaron –sí, violaron– a una chica de 18 años en un portal de Pamplona.
2. La actriz que busca la verdad. También es justa –¡y soberbia!– la interpretación de María Hervás, a quien descubrimos con 'Iphigenia de Vallecas'. Aquí la vemos temblando, aterrada y medio muerta de frío, respondiendo a las preguntas intimidatorias de los abogados de la defensa, volviendo una y otra vez a revivir aquella noche en la que se vio acorralada por cinco machos en un rincón oscuro. Es como si quisiera chillar y no pudiera, como si cada grito que sale de los pulmones se asfixiara en la garganta transformado en gorgoteo. Es ese miedo paralizador que le recorre el espinazo cada vez que intenta escarbar en la memoria.
3. Pero la gente inunda la calle. Intimidan los cuerpos de los cinco hombres, sus tatuajes, la violencia de esas manos que cogían a la víctima de la cabeza y la agarraban de la coleta para someterla. Intimidan los comentarios en sus grupos de whatsapp, alardeando con los amigos, diciendo: "Nos hemos follado a una entre los cinco. Puta pasada". Pero también intimidan los jueces, los letrados, los hombres con toga que ponen en duda incluso las evidencias del informe médico. Por suerte se oyen, haciendo retumbar las paredes del juzgado, los gritos de la multitud en la calle unida bajo el lema "Yo sí te creo, yo sí te creo".
4. Tanto tiempo por delante. Durante el juicio, a la víctima se le echó en cara que aquel verano, después de los Sanfermines, subiera fotos en su cuenta de Instagram en la que se la veía contenta, de fiesta con sus amigos. También se le reprochó que en agosto se fuera de vacaciones a la playa y no pidiera ayuda psicológica hasta mediados de septiembre. A esto, ella responde que intentó seguir haciendo lo que le gustaba, llevar una vida normal. "Tengo 20 años. Me queda mucho". Con estas palabras, y una luz cenital que cae sobre la protagonista antes de fundir a negro, acaba la función. No os las podréis quitar de la cabeza.
5. El abrazo final. Diremos que 'Jauría' es una obra importante, porque como nos decía María Hervás en la entrevista que nos concedió hace unas semanas lo que cuenta tiene que ver con una reflexión comunitaria muy urgente. Es terrorífico que los cinco miembros de La Manada no pensaran ni por un momento que estuvieran haciendo nada malo. En este sentido, hay que aplaudir el trabajo los cinco actores masculinos, que aunque les llague el alma se meten en las voces de los agresores con un rigor muy delicado. Eso sí, desde nuestras butacas no podemos evitar sentir un pavor irracional cuando, después de la función, los seis salen a escena y se abrazan.