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¿Sois uno de los privilegiados con entrada para 'The scarlet letter' en los Teatros del Canal? ¿Os flipa la Liddell? ¿Aún recordáis Perro muerto en tintorería como una experiencia que os cambió la vida? Pues esto os interesará. Hablamos con Jesús Eguía, director de escena y profesor en la Universidad de Padua, una de las cinco personas en el mundo que ha realizado su tesis doctoral sobre Angélica. Nos cuenta qué necesitamos saber de su vida para comprender su obra, porque, como ella misma dice, son inseparables.
1. Es de familia militar
Nace en una familia de militares de bajo rango. Justo ellos son quienes más difícil lo tuvieron con la llegada de la democracia, ya que perdieron sus privilegios y quedaron muy desorientados con la nueva sociedad española. Angélica se crió en este ambiente, con un fuerte sentido de la disciplina y acostumbrada a los rituales castrenses.
2. Jerarquías y rituales
Su primera obra, El jardín de las mandrágoras, ya destilaba esa influencia primigenia: en un espacio ceremonial se presenta a una suerte de líder con sus lacayos que trataban de destruir la totalidad del sistema.
3. Inicios accidentados
Tras licenciarse en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, creó la Compañía Atrabilis con otros compañeros de estudios. Tras el primer montaje los expulsó a todos: por lo visto, el motivo es que querían participar de las decisiones artísticas de la compañía. Finalmente, Liddell se quedó solo con uno, Gumersindo Puche, quien también fue su pareja. Su ruptura, diez años después, fue el tema central de La casa de la fuerza.
4. Su estructura posdramática
Todas sus piezas presentan un líder que persuade a alguien para destruir un entorno que previamente les ha agredido. El líder se presenta como el sabio que conoce la verdad... y esta verdad es la naturaleza malvada del ser humano.
5. ¿Constructiva o destructiva?
Liddell plantea casi siempre una visión sobre el ser humano que genera aversión y fascinación a partes iguales. Su negatividad esencial puede ser entendida de muchas maneras, hay quien queda enganchado al pesimismo irresoluble, hay quien se siente agredido por su radical tendencia a la destrucción. En cualquier caso, no deja indiferente a nadie... ¿Hay algo más difícil de lograr?