1. Tríptico del Jardín de las Delicias. Jheronimus van Aken, el Bosco, 1490-1500.
El Bosco es un artista rodeado de misterio. Poco se sabe de la vida de este artista flamenco, que pintaba enigmáticos cuadros de temática religiosa. Entre sus clientes se encontraban reyes y nobles, sin embargo, no solía firmar sus obras. Tan solo se ha podido comprobar la autenticidad de una veintena de cuadros, entre ellos el 'Jardín de las Delicias'. Esta pieza habla sobre el destino de la humanidad en una visión un tanto pesimista por parte del pintor. El tríptico cerrado muestra el tercer día de la Creación, cuando se separaron las aguas de la tierra y se creó el Paraíso. Una vez abierto, la obra se lee de izquierda a derecha. El panel de la izquierda representa a Adán y Eva en el Paraíso, junto a Dios. El panel central es realmente el Jardín de las Delicias, un Paraíso falso, donde reina el pecado y la lujuria, sin que sus habitantes sean conscientes de su destino. En el panel de la derecha el pintor representó el Infierno y los castigos que reciben los pecadores. El Bosco pintó escenas imposibles, humanos mitad animales, frutas de grandes dimensiones y animales exóticos que solo podría conocer por bestiarios medievales para advertir a la humanidad de que sus excesos serían castigados. Es de los cuadros más famosos del Museo del Prado.