Podríamos decir que la Biblioteca Nacional de España es la biblioteca de las bibliotecas, valga la redundancia. No en vano, en sus dependencias encontramos una copia de cada una de las obras que se han publicado en el país, convirtiéndola en la guardiana de nuestro patrimonio bibliográfico y documental desde el siglo XVIII. Todo un tesoro para los amantes de la cultura y, en especial, de las letras. Tamaña fantasía se encuentra en el Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales, cuyas instalaciones pueden visitarse y, donde además de poder consultar los fondos de esta institución y contemplar la belleza del edificio, también es posible acudir a las exposiciones, charlas, talleres y jornadas que organizan periódicamente.
Esta institución cuenta con diferentes catálogos de consulta, siendo el general el que permite acceso a las referencias bibliográficas de todas las piezas que ha ido atesorando a lo largo de los siglos.
Entre los servicios que ofrece está la programación periódica de exposiciones. Para conocer su calendario, así como la información práctica relativa a las mismas, basta con consultar su página web.
La institución cuenta con una hemeroteca digital en la que puede consultarse a través de internet el conjunto del patrimonio bibliográfico español que alberga.
En la Biblioteca Nacional de España es posible consultar los libros que contiene en sus depósitos de manera gratuita, pero, al ser lugar de conservación, no permite el préstamo de ejemplares a domicilio como se hace en otro tipo de bibliotecas.
Para encontrar el origen de esta institución hay que remontarse al reinado de Felipe V, en el año 1711. Fue este monarca quien ordenó su fundación. Habría que esperar un año más para que abriera sus puertas como Real Biblioteca Pública. No lo hizo en el edificio que actualmente todos conocemos como su Sede Central, al que no llegaría hasta 1892, sino en el pasadizo que unía el Monasterio de la Encarnación con el Real Alcázar. Entre los cambios que viviría después vendrían los de ubicación, por su puesto; y también el de titularidad. Y es que, en 1836 dejó de ser propiedad de la corona y empezó a depender del Ministerio de la Gobernación. Es en ese momento cuando ya se la denomina Biblioteca Nacional de España. A la época de su fundación le debemos el actual depósito legal, ya que por aquel entonces, se estableció la obligatoriedad para los impresores de depositar un ejemplar de los libros impresos en el país.
Este organismo se encarga del depósito del patrimonio bibliográfico y documental de España. Lo reúne, lo cataloga y lo conserva en fondos bibliográficos, donde las piezas ya superan los 30 millones. Y es que, lleva haciéndolo desde el siglo XVIII.
El edificio en el que se encuentra la Sede Central de la institución es el Palacio de Biblioteca y Museos, cuyas obras comenzaron en 1866 y terminaron en 1892, tras un período de paralización por falta de fondos. Al frente estuvieron dos arquitectos: el primero, Francisco Jareño; y el segundo, Antonio Ruiz Salces. La belleza de su frontón, labrado en mármol, se lo debemos a Agustín Querol. Hubo que esperar, eso sí, cuatro años, hasta 1896, para que abriera por primera vez al público. Como dato curioso, diremos que esta institución comparte edificio con el Museo Arqueológico Nacional, al que se accede desde la calle Serrano.
Si se opta por reservar plaza en una visita guiada, la duración ronda los 60 minutos.
Además de la posibilidad de consultar los documentos que integran sus ingentes depósitos, esta institución organiza jornadas, talleres, exposiciones y visitas guiadas por sus instalaciones. Además, permite la reproducción de documentos, ofrece a los autores y a los editores la posibilidad de solicitar el ISNN y el ISNI, facilita los préstamos interbibliotecarios a bibliotecas y a usuarios, presta obras para exposiciones…
En la web de la propia institución aclaran que no es posible ofrecer una cifra exacta de la cantidad de documentos (no solo libros) que albergan en sus instalaciones. Ello se debe principalmente a que en la Biblioteca Nacional de España, además de las compras realizadas y las donaciones recibidas, cada día ingresan obras para cumplir con las leyes de depósito legal. Eso sí, se animan a dar un dato: 34 millones de piezas entre “libros, folletos, hojas sueltas, revistas, diarios, impresos antiguos, incunables, manuscritos, dibujos, grabados, fotografías, exlibris, ephemera, carteles, mapas y planos, postales, partituras, registros sonoros y audiovisuales, microformas, publicaciones electrónicas…”
El horario de la Sede Central es de lunes a viernes de 9 a 20 h. Ahora bien, la cosa cambia si lo que nos interesa es conocer las horas de apertura de las diferentes exposiciones. Cada una tiene su propio horario por lo que resulta recomendable consultar su página web antes de acudir.
El precio de la entrada es gratuito.
La Sede Central se encuentra en el número 20 del Paseo de Recoletos.
Para llegar hasta el edificio de esta institución es posible hacerlo utilizando el vehículo propio u optando por el transporte público. En este último caso, se puede tomar la línea 4 de metro, hasta Colón o Serrano; las líneas 1, 5, 9, 14, 19, 21, 27, 37, 45, 51, 53, 74 y 150 de autobús; o las líneas C1, C2, C7, C8 y C10 de Cercanías, hasta Recoletos.
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