Madrid ya tiene su propio Hard Rock Hotel. La cadena hotelera con más rock'n roll de la historia se ha hecho fuerte en el llamado Triángulo del Arte, abriendo el primer hotel urbano de la compañía en España. Con carácter y personalidad única, pero con detalles y elementos que caracterizan a cada uno de sus hoteles, inspirados en el puro entretenimiento. 161 habitaciones y suites de estilo contemporáneo, jardín, piscina en patio interior y azotea, con un rooftop con vistas a los tejados de Arganzuela. Pero si hay algo que defina a los hoteles de Hard Rock (tanto los urbanos como los resorts de playa) es la música, y son muchos los guiños en todo el hotel. Desde el vestíbulo, con una espectacular guitarra colgante esculpida en forma arquitectónica que da la bienvenida, al brunch, que se sirve en un 'hard case' o funda rígida de guitarra.
Anécdotas comparadas con su Memorabilia, una exposición de recuerdos cuidadosamente seleccionados del mundo de la música. Más de 70 piezas, entre las que destacan una guitarra acústica del cantautor madrileño Antonio Vega, otra guitarra de Pau Donés, un conjunto de vaqueros azules usado por Elvis Presley durante un especial de televisión de la NBC en 1968 o unas botas de plataforma usadas por David Bowie.
El hotel también es arte. Luce una pieza de tamaño real de Las Meninas adornada con letras de Rosalía, inspirada en la obra maestra de Diego Velázquez (y situadaa en el vecino Museo del Prado) o un mural en el bar de la entrada, inspirado en el movimiento de La Movida en Madrid, por citar solo un par. Y gastrononía. Sessiones es el restaurante insignia de la casa, basado en las cocina clásica española pero con toques de vanguardia y una terraza abierta con vistas al jardín. Completa la oferta el RT60, el bar de la azotea (espacio reservado a las conservas gourmet) y el Green Room, una mesa para solo seis comensales y que se presenta como el espacio más privado de todo el hotel.