Una multitud cosmopolita vibra con el sonido del flamenco y la rumba. El espacio está decorado con multitud de arcos árabes, azulejos andaluces y fotos de grandes y robustos toros.
En este local la rumba replica estruendosa, pero no domina por completo el ambiente. En medio de este torrente de arte, puedes acercarte a la barra para descansar y tener una charla con el lánguido barman. Después, la guitarra frenética y las palmas reaparecen como si fueran tiros de pistolas, atrayendo de nuevo tu atención. No te pierdas las fotos y cuadros taurinos del local, que hacen de él un minimuseo.