Hombres musculosos, luces de colores, música comercial y éxitos gays de todos los tiempos. Todo en este bar hace honor a su nombre: es un auténtico delirio. Tanto la sala superior como la inferior (con cierto aire a sótano) es pequeña, perfecta si te gusta el roce, pero un poco asfixiante si tiendes al agobio.
Actuaciones, performances y drags espectaculares copan muchas de las noches de este bar gay, cuyo público es variado, abierto y divertido. Abre todos los días hasta tarde, por lo que es un buen recurso para cuando llegas deprimido del trabajo o necesitas un bar de urgencia un martes cualquiera. Tienen otro local más nuevo y espacioso, el Delirio Live, en la calle Pelayo, 59.