2001: Una odisea del espacio (1968)
Comenzó con el encuentro de dos mentes brillantes: Stanley Kubrick y una eminencia de la ciencia, Arthur C. Clarke. "Creo que es un zumbado que vive en un árbol en la India o en algún otro sitio", señaló Kubrick cuando oyó el nombre de Clarke -junto con los de Isaac Asimov, Robert A. Heinlein y Ray Bradbury como posibles guionistas de su épica película de ciencia ficción. De hecho, Clarke vivía realmente en Sri Lanka (no en la India, ni en un árbol), pero cuando este par se conocieron, forjaron una historia de progreso tecnológico y desastre ("Hola, Hal. Abre las puertas") impregnada de humanidad, con toda su grandiosidad, debilidad, coraje y ambición desmedida. Un público fumeta, sorprendido por la atractiva secuencia de la puerta estelar y sus gráficos pioneros, la adoptaron como una teoría. Si no fuera por ellos, 'Una odisea del espacio' podría haberse adentrado en la oscuridad, pero es difícil imaginar si se habría quedado allí. La terrorífica visión del futuro de Kubrick aún se percibe como profética después de más de cincuenta años.– Phil de Semlyen