
Friedrich Wilhelm Murnau fue el primer director que vio las enormes posibilidades cinematográficas de ‘Drácula’, la novela que Bram Stoker publicó en 1897. Por eso decidió adaptarla, a pesar de no contar con los derechos de la obra. Hizo un cambio aquí y otro allá –en vez de conde Drácula el vampiro se llama Orlok; la plaga no se desata en Inglaterra, sino en Alemania...– pero la historia era la misma. Tanto es así que la viuda de Stoker ganó el juicio que interpuso a la productora, la cual fue condenada a destruir todas las copias de la película. Por suerte para la historia del cine, las copias ya estaban repartidas por todo el mundo y gracias a eso nos podemos horrorizar al ver esta joya del expresionismo alemán. –María José Gómez
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