La familia Laurent, que tiene un imperio en el mundo de la construcción, enmascara su caída moral bajo un aura de respetabilidad repugnante. Quizá por sorprender a todos aquellos que pensaban que se había ablandado con 'Amor', el cineasta austríaco Haneke vuelve a la frialdad implacable de una cámara que, en la distancia de un plano general de aterradora lucidez, que rechaza cualquier anclaje empático para columpiarse en una sórdida hostilidad, pretende ser diagnóstico de una Europa que, desde su atalaya de privilegios, ha perdido de vista lo que significa la palabra 'humano'.
Michael Haneke, 2017, Francia/Austria/ Alemania. 107'. VOSE.