Bajo la luz de neón roja que anuncia su nombre (que no su apellido) y tras la doble puerta que separa el interior de la calle Barbieri, se encuentra el renovado espacio que algún día ocupó el que fuera el tablao flamenco de Manolo Caracol y, después, la Sala Polona.
El concepto, de los creadores de la coctelería Ciriaco Brown y al que se han sumado parte de los miembros de Grupo Confitería en Barcelona (propietarios también de Paradiso, mejor bar del mundo según The 50 Best Bars 2022 o de la también reconocida Dr. Stravinsky) es disruptor y original en su franja horaria nocturna, en la que hasta ahora la norma en espacios de este tipo es un ambiente de discoteca en el que las bebidas, en realidad, están poco cuidadas –y se limitan a copas– y la música tiende a ser comercial.
Ubicado en una de las arterias más concurridas de Chueca, Salvaora Brown se presenta como club de ocio nocturno diferenciado del circuito habitual por la personalidad del espacio y, también, por el tipo de propuesta líquida que plantea. Este es un local en el que pasarlo bien disfrutando de una agenda musical bien nutrida y con una oferta de bebida de calidad, especializada en cócteles de autor que se recogen en una carta con perfiles de sabor para todos los gustos.
A nivel de espacio, hereda la estructura del teatro antiguo que fue y que se mantiene dividido en dos estancias, que representan, precisamente, dos ambientes diferenciados. La primera de ellas es en la que se recepciona al cliente y en la que se encuentra el bar, con barra de madera, muebles antiguos y algunas mesas altas con taburetes e iluminación tenue, perfecto para quienes quieren charlar, porque la música se escucha, pero con distancia. Mucho más amplia y abierta es la sala en la que estuviera el tablao y que mantiene la estructura de un pequeño teatro, con detalles de decoración muy cuidados, algunos con un punto vintage, en esa reivindicación del casticismo que también hace Salvaora Brown.
A esta segunda zona se accede bajando una escalera y dispone de un gran espacio central que hace las veces de pista de baile frente al escenario, en el que se encuentra la música. Es aquí donde tiene lugar la puesta en escena en un abanico amplio de estilos y registros, entre los que se incluyen desde dj hasta jam sessions. A un lado se dispone una segunda barra, que ocupa todo el espacio a lo largo, con una gran presencia y, al otro, asientos bajos para tomar un trago o un respiro, porque Salvaora promete hacernos bailar.