Desde su puesto en el mercado de San Fernando hasta esta esquina de Arganzuela ha bajado una legión de vinos naturales. Se unen quesos, embutidos y laterío y se sumarán decenas de cervezas artesanales y mucha sidra extranjera. El proyecto está aterrizando. No os habéis equivocado si, sentados en su terraza, veis el rótulo de El Norteño sobre la puerta. “Lo abrimos como estaba y funcionamos de incógnito. Teníamos un plan bastante intrépido, pero no es el año, y el chef con el que ideé la propuesta se salió para salvar su restaurante. Pero la aspiración sigue intacta. Vamos a dos velocidades. Lo que seremos y lo que ajustamos a corto plazo”, repasa José, que anda detrás de una huerta, propia o afín, para convertirla en pilar de su cocina. Lo inmediato ya promete. Del café se encarga la gente de Hola Coffee y la bollería la firman Cientotreinta grados, que les han elaborado una focaccia maravillosa. “Es para los bocadillos que servimos todo el día. Habrá platos versátiles, y siempre algo veggie para las comidas y cenas, y una carta de huevos en el desayuno".
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