1. Gilda Haus
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    Leticia Díaz de La Morena
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Reseña

Gilda Haus

4 de 5 estrellas
  • Bares y pubs
  • precio 2 de 4
  • Centro
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

Otras historias las de la calle San Mateo y otros tiempos en los gustos de la ciudad. Del futbolín y el cubata de la generación Kronen a la moqueta, el láser y el vermut aliñado para merendar. Tras más de dos años renovando el aperitivo latinero, La Gildería reformula su personal idea de refrigerio club abriendo Gilda Haus en el corazón de Tribunal.   

La actitud inconformista de Cristina y Yajaira, agitadoras de la noche y activistas del vinagrismo, las llevó a buscar local por la zona del Conde Duque para una Gildería 2. En pleno proceso, surge esta oportunidad: el mítico rincón de San Mateo, 6, estaba disponible. Ningún negocio había funcionado ahí últimamente, pero ellas no creen en gafes y podría servir a la causa, aunque ésta tuviera que adaptarse a un nuevo formato perfecto para desarrollar su actividad musical con dj's. De esta manera, junto a Dani Montañez (fundador de Macera) en la operativa, y a Paco Cruz en la gestión, las gilderas mayores del foro estrenan proyecto. Con Yajaira en la programación sonora y Cristina en labores de imagen y relaciones públicas.   

Gilda Haus tampoco viene a sustituir a Gilda Club, su otra liada paralela: "Aquí hacemos mucho disco y house", nos aclara Cristina. "Gilda Club es más oscuro y tampoco es un espacio sino una fiesta itinerante. Se nos ocurrió que ésta fuera la casa de todo el mundo con nuestra marca". Desde la ventana, un luminoso azul saca del anonimato a Gilda Haus. Dentro, impresiona la amplitud del bar presidido por una barra de nueve metros de acero y la cabina espejada sobre el escenario del fondo, que puede ocultarse a voluntad. Sofás, pintura esmaltada, moqueta y telones (de efecto teatral pero pensados para absorber el sonido), todo en rojo-naranja. El ejercicio interior, este diseño de luces y sombras, es obra de Codoo Studio. Sin tocar la estructura, el lugar se ha vuelto conceptual por la segmentación de espacios y el contraste de superficies. Entre semana Gilda Haus parece recogerse, la gente permanece sentada tranquilamente con sus gildas y sus cosas, los sábados a la hora de comer ya se arremolina en torno a la barra a ritmo de boogaloo y Ray Barretto, y por las noches parece ampliarse para ser ocupado por un máximo de 170 almas preparadas para el “aperitivo nocturno” y lo que surja. Juego de espejos y de brillos metalizados (ese mobiliario de terraza), hasta de láseres en el baño maqueado. Sigue siendo un bar: "Somos un bar que da comida rica siempre con el hilo conductor del vinagre y la gilda, aunque no es La Gildería". 

La carta es corta y sencilla, entre las clásicas gildas de la casa, algunas raciones como la del queso funky (belga, por aclarar, pero chicas, ¿qué tal un poco de salsa, de chutney o algo para alegrar?) o la celebrada de anchoas sobre brioche, y unos cuantos sándwiches bien hechos: un mixto muy conseguido, uno de pastrami, una versión jugosa del tuna melt con bonito, o uno de chicharrón con kimchi, tal vez el mejor. "Si La Gildería es tradición castiza, Gilda Haus es castiza pero moderna y nos hemos abierto a sabores internacionales", explican las promotoras. El detalle goloso y ciertamente divertido lo pone un tigretón adornado con los colores corporativos, azul y naranja. 

Lo suyo aquí es beber al estilo de la casa. "No queríamos meter coctelería porque esté de moda, queríamos una carta corta de cócteles de autor y con vermut que es también parte de nuestra identidad". Así que de ello se encargó Carlos Marrufo, con quien ya habían hecho algún pop-up en su local de la calle Noviciado. "Es una de nuestras coctelerías favoritas de Madrid y ya habíamos desarrollado el Gildatini, que es un martini con una base de salmuera de aceituna y que dentro lleva una mini gilda". No falta el Bloody Mary, un Rosita que es un negroni con tequila, o un logrado spritz Garibaldi con Campari. El cóctel sin alcohol es un moscow mule de mosto, muy propio también. El vermut preparado ofrece algunas opciones que a buen seguro irán afinando hasta ganar en consistencia: con cava y espray de Cynar, con mezcal y tónica, con pisco y St-Germain…  

Así logran a diario llevar el aperitivo al primer baile de la tarde. No es un restaurante, no es un club, es un bar donde puedes entrar un sábado tonto con algo de hambre pasado el mediodía y salir muy de madrugada. "Y no te faltaría nada", dicen. No pidamos mucho más al plan. 

Detalles

Dirección
San Mateo, 6
Madrid
28004
Transporte
Tribunal (M: L1 y L10)
Horas de apertura
Lu a Mi. 19:00-02:00 Ju. 19:00-03:00 Vi. 18:00-03:30 Sa. 13:00-03:30 Do. 16:30-00:30
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