En paralelo a Pensión Mimosas, apertura sonada del mundo de la noche, llega este proyecto más pequeño en dimensiones pero no en pretensión arty. Desde Barcelona, los bartenders (y empresarios) Marc Àlvarez y Juanillo Falcón desembarcan con fuerza en Madrid. "Fluid no es una coctelería al uso", cuenta Marc. "Es un espacio para mentes inquietas que tengan afinidad por el arte, la música y la coctelería".
Si Pensión juega al efectismo algo gamberro en varias plantas de un edificio cerca de Sol, Fluid contiene su poderío en el mismo esquinazo de Conde Duque que fuera del antro rockero El Refugio. Después los socios de Yeite trataron de llevárselo al cóctel moderno, pero se quedó por el camino en apenas unos meses. El nuevo bar, con Dani Regajo y Julián Rodríguez de responsables, sabe aprovecharse. No cambia los aires industriales de búnker, así como el interior saturado de azul cobalto y rojo eléctrico que para Yeite diseñó Plantea Studio. Sigue la mole de barra que ahora comparte estación de cócteles y plato para vinilos. "Es donde queremos que pasen más cosas", argumenta Dani, con experiencia en The Gibson (Londres) y en Papúa Colón. "Tratar la coctelería como si fuera el séptimo arte" y encargarse además de la selección de discos, que pronto se atreverán a pinchar para completar las sesiones de DJ 's residentes (a partir de las 23:00). Fluid pretende alargarse hasta las 05:00.
No llega a club pero tampoco es esa coctelería que obliga a sentarse. La gente no solo viene a beber, la ausencia de barreras deja que el concepto fluya. Entran guiris, el rollo atrae a influencers, unas chicas piden tercios de cerveza. Y la atmósfera va subiendo de vibe. De sonar Toro y Moi pasa a electro house y disco funk. Dani y Julián, también ex Papúa, atienden enfundados en camisetas negras. A su espalda, un cuadro abstracto de Rafa García. En sala, una de las obras retroiluminadas de otro artista emergente: Luis West, desde Berlín.
La primera carta de Fluid llega a todos los paladares, "con ingredientes que puedes encontrar en el Mercadona". Cócteles ligeros que siguen una misma línea de sabores amables. Pero que revelan a la vez mucha técnica (carbonatados, redestilados…) y elegancia actual servida en cristalería diversa. Como top ventas, la secuencia Pera y Salvia, Humo, Passion, y Tomate y Pepinillos. Este último, el único con textura, es todo un volcán: cold press de pepinillos, salmuera, mix picante de barbacoa ahumada y pimiento ñora, y tomate. Más de aperitivo soleado que nocturno, tanto este bloody mary como Pickle, cóctel bajo en alcohol con Savoia Orancio, cebolla roja, naranja, especias y manzanilla, piden picar algo. La propuesta va de pimientos rellenos, alga nori en tempura, entrepanes como un planchado de speck con pesto y queso, un sándwich de pollo, curry y pasas, y un tercero vegetal con pepino y mostaza.
Para los de gintónic es el cóctel Pera y Salvia. Un trago largo y redondo con un poco de ginebra que oculta una cocción en roner de más de tres horas y un redestilado de pesto nada invasivo. Humo es un agua de cardamomo negro con infusión en frío, limón en salmuera y una mezcla de whiskys Toki y Laphroaig. Un highball de lo más evanescente si no se opta por el de aspecto más tropical de Passion, en clave algo mainstream con caqui de temporada y fruta de la pasión. Estragón, sin embargo, entra en perfil de conocedores por tender a un gimlet o un dry martini rebajado. Mezcla vermuts, trabaja en frío el estragón para que tampoco se dispare y redestila chocolate blanco. Cuidado, que este caramelo no es lo que parece.
Pink sustituye a una paloma y sacia la sed de agave. Es un agua de ruibarbo, pimienta rosa y tequila infusionado con pandan. Más dulzón y también más complejo de lo esperado es Fresa y Saúco, un puré de fresa con riesling, gin infusionada con orégano, algo de vermut y licor de saúco. Quedan el Yogur y el Shitake, dos cócteles clarificados, siendo el segundo una versión lejana de un whisky sour con espuma de café. Siguen desarrollando pruebas, cócteles sin alcohol, vínculos con LŌV ferments (Barcelona), próximos martinis, tragos amargos y con jereces. El mantra de Fluid es no estancarse.