Corazón agavero

Cuidado con las escaleras que las carga el agave (o el maguey). Si te haces con un sitio en una de las mesas del salón interior (y no en la barra junto a la entrada) y te entregas con alegría y con la excusa de sumar conocimiento sobre sus destilados, ojo cuando te levantes para salir del local. A un paso de calles muy concurridas durante los fines de semana pero fuera de todo circuito, como si fuera un secreto, este bar se basta y se sobra para dibujar su propio circuito. Atesora alrededor de un centenar de referencias (mezcal, tequila, sotol) para detenerte en esta particular viaje mexicano. Puedes probarlos al ritmo de “shot” o como parte de alguno de sus cócteles. Tacos, tamalitos, tostadas de aguachile, cóctel pulpo o atún al chipotle… combinan felizmente con un nombre tan sugerente como el mezcal Pierde almas. Gente simpática y con ganas de revelar esta cultura y sus ancestrales procesos hace el resto.