El barrio de Justicia acoge uno de los tres locales que Neutrale tiene en la capital. La marca, que comenzó como proyecto en la industria textil apostando por la moda sostenible, ha crecido ampliando su modelo de negocio hacia la hostelería. Para ello, ha creado tres conceptos distintos que se encuentran en la capital, en locales distintos: al primero, dedicado al café de especialidad, le siguió otro que funciona durante todo el día y en el que se puede comer y beber del desayuno a la cena, y uno más, el que nos ocupa, enfocado en el vino, en formato de wine bar.
Cuenta con un cuidadísimo diseño de interiorismo, de estilo minimalista y con predominio de colores muy oscuros que contrastan con el único mural que adorna las paredes, y con las banquetas, las mesas y las sillas de acero inoxidable. El establecimiento gira en torno a una barra que es la protagonista del local y en la que pueden visualizarse todas las referencias de vino que forman parte de esta nutrida propuesta, construida desde una clara apuesta por vinos con personalidad, de baja intervención y naturales.
Espumosos, oranges, blancos y tintos entre los que siempre hay disponibles varias opciones para tomar por copas, además de una gran variedad de oferta por botellas. Ante la duda, déjate asesorar por su equipo, listo y predipuesto para asesorarte. En un corner de la barra de este bar de vinos moderno, un tocadiscos reproduce una colección de discos de vinilo que encaja a la perfección con el ambiente, que reúne parte de la conversación en pequeños grupos en la barra o repartidos por las mesas, todas ellas iluminadas con velas.
Pero no todo es vino y música. En el wine bar de Neutrale también puedes tomar un cóctel clásico, una copa o una cerveza mientras picas o compartes alguno de los bocados y platillos reunidos en su carta de comida, breve y concisa, pero bien diseñada. El pan se sirve con mantequilla ahumada de Rooftop Smokehouse y en la sección de aperitivo se reúnen el tradicional pan cristal con tomate, la gilda o la anchoa (excelente, en sabor, tamaño y textura). En esta misma categoría, muy rica la bresaola, embutido italiano que llega aliñado con aceite, y remarcables los mejillones caseros con salsa de miso, ligeros y frescos.
Si el hambre es más seria y quieres cenar, una categoría de principales ofrece opciones variadas, que además pueden sufrir variaciones por entradas y salidas de platos, entre los que se encuentran la pasta cacio e pepe con yema curada, sando de costilla melosa, tartar de atún rojo, steak tartar y un tiradito de lubina. Tanto si has apostado por un bocado salado en versión picoteo rápido o cena más contundente, la selección de postres caseros merece una parada antes de pedir la cuenta. Destaca, entre ellos, el tiramisú, cremoso, nada seco y con intenso sabor a café.