1. Candela
    Candela
  2. Candela
    Candela
  3. Candela
    Candela
  4. Candela
    Candela
  5. Candela
    Candela
  6. Candela
    Candela
  7. Candela
    Candela

Reseña

Candela

4 de 5 estrellas
  • Bares y pubs
  • precio 2 de 4
  • Lavapiés
  • Crítica de Time Out
Publicidad

Time Out dice

Cómo contradecir lo de “ná es eterno”. Si el Candela vuelve a respirar en Olmo, número 2, y su lema florece reencarnado como los claveles del zócalo. Parte del alma de Lavapiés había muerto, no para siempre. En enero de 2022 cerraba puertas el tablao de tanta leyenda, en ciernes de sus 40 primaveras. Otro desastre más, razones aparte. Hasta que un puñado de soñadores decidieron recuperarlo para los vivos. Miguelito Candela, el hombre que lo fundara en 1982 para hacer de su cueva el núcleo duro del nuevo flamenco, no puede ver que la vida sigue. 

La cosa pintaba muy mal con el cierre, pero llegó a tiempo la propuesta de una sociedad formada por el productor Enrique López Lavigne, la empresaria Neus Cerdà y el actor Unax Ugalde, el músico Edu Dabán (Por las noches) y los artistas Amanda Portillo y Piro, además de Ángela Gimeno, ganadora de MasterChef y quien se ha ocupado de la cocina. Nombres habituales de la noche y los locales de moda, ningún novato. 

Brilla restaurado el cartel original del Candela, esquina con la calle Olivar, como las sillas de enea hechas a mano, donde se sentaron todos, o el suelo hidráulico de damero blanco y verde que todavía recordamos del primer videoclip de Ketama. Ahora la barra luce un peto de mosaicos con las caras de los más grandes, las paredes entronizan un pasado museístico y la sala integra al fondo una cabina de música que se desplaza para dejar espacio a las actuaciones. Flamenco y djs, el actual Candela.

Al otro lado del telón de terciopelo verde, el que fuera despacho de Miguel y backstage vivido se ha convertido en un reservado acogedor para cenas y eventos privados. Se aprecia el mantenimiento llevado a cabo para adaptar acústica y climatización. Este es un bar por lógica domesticado. Abajo, las escaleras hacen tragar saliva. Espera la cueva encalada como las del Albaicín en donde se hizo historia, la de un tablao único que reprodujo el arte universal andaluz como solo la noche madrileña podía dejar que sucediera.

Otra vez arriba, las mesitas con velas se llenan pronto una tarde cualquiera (solo la reserva garantiza sentarse). Sube la música al unísono y el Candela se pone caliente bajo la mirada de Camarón, Paco de Lucía, Manolo Caracol y Pepe Habichuela, entre la obra de Ceesepe y de Bonifacio. Los ochenta y la eternidad. Se comparte una carta corta con raciones y platillos de siempre, desde boquerones en vinagre (7,5 euros) -también gildas, exagerada invasión- a unas bravas (10,5) o un pimiento con anchoa y mantequilla (11,5). Para empapar, las albóndigas (14,9), más jugosas por la salsa que por su interior, el canelón de txangurro y, muy sabrosos, los garbanzos con carabinero y manitas (15).

En la oferta de bebidas, del vino no hay que esperar gran cosa. Hay mucha chica (en general) de sangría, tinta o blanca (7 euros la copa, 30 la jarra). Otros tantos de cerveza y se acabó. Se agradece la versión del cóctel paloma y un trago largo facilón con ron Canela, miel y limón, Oporto, soda y jengibre. Pero son sus cócteles de aperitivo los ganadores. El Tomasito, con vodka pimiento, mix Candela y ahumado, es un bloody mary demasiado tímido. Coco es un negroni ligero con ginebra, vermut dulce y bitter al coco. Jai Alai es ya un pelotazo serio, un cóctel con mucha historia patria que aquí resuelven con sencillez: ginebra y un vermut suyo, sin más. El Jerezana es muy recomendable, una copita con manzanilla, amontillado, mezcla de vermut dulce y seco, y vainilla. Todos a 12 euros. Un acierto poder beber así en un lugar así. Larga vida, aunque no sea eterna.

Detalles

Dirección
Olmo 2
Madrid
28012
Transporte
Tirso de Molina (M: L1)
Horas de apertura
Ma. y mi. 19:00-03:30 Ju. y vi. 19:00-05:30 Sa. 13:00-05:30 Do. 13:00-01:00
Publicidad
También te gustará
También te gustará