Como la nebulosa OH 231.84 +4.22 o nebulosa de la calabaza, los irunmolé, espíritus de la religión yoruba, también habitan en el cielo. En esta intersección entre ciencia y tecnología y espiritualidad y decolonización se mueve la propuesta que la artista francesa Tabita Rezaire presenta en el Museo Thyssen de la mano de la fundación TBA21. En la muestra, la artista crea un espacio seguro donde conectar con una ancestralidad que nos guía hacia una conexión con la naturaleza mediante tres grandes piezas que ha producido este año.
'Omu Elu' es la primera obra que encontramos al entrar a la sala, a modo de introducción, y está dedicada a Yemoja, la madre orisha en la religión yoruba. Rezaire utiliza el índigo para teñir seis textiles con diferentes tonos de azul, que representan las diferentes facetas divinas de Yemoja.
A continuación, nos adentramos en 'Des/astres': una gran cabaña que imita un 'cabet', un espacio de reunión típico de la Guayana Francesa, país donde reside Rezaire. Dentro nos podemos tumbar en una de las hamacas amerindias, cosidas a mano, para ver un vídeo que se proyecta en el techo. En él aparecen testimonios y entrevistas a científicos, investigadores y guardianes de la sabiduría ancestral, de manera que la ciencia y la espiritualidad se entremezclan para entender el cosmos desde múltiples puntos de vista. Una potente pieza que consigue conectar con el espectador y provocar una reflexión en torno a qué conocemos y de qué manera.
Por último, 'OMI: Templo de Yemoja' rinde homenaje a la orisha Yemoja y celebra el agua como fuente de vida. Se trata de una instalación transitable, una especie de templo portátil donde realizar ofrendas de miel, copos de avena y coco e índigo, para pedir el comienzo de algo, su desarrollo o su fin. Un espacio dedicado al autoconocimiento y la sanación a través de prácticas espirituales que nos conectan simultáneamente con el ahora más científico y el pasado más ancestral.