Saul Steinberg se definía a sí mismo como ‘un escritor que dibuja’, quizá por eso al acceder a la sala de exposiciones de la Fundación Juan March se experimenta la misma sensación abrumadora similar a cuando se va a comenzar a leer un gran libro. Esta muestra es la más amplia dedicada al artista e ilustrador rumano y puede resultar apabullante en un primer momento, sin embargo, al ir avanzando en la exposición se comprende la necesidad de reunir tal cantidad de obra, para abordar todas las facetas artísticas que ofrecía Steinberg: dibujo, pintura, grabado, collage, fotografía…
Como una especie de homenaje a la definición de sí mismo que hacía el artista, la muestra se divide en capítulos dedicados a diferentes temas dentro de la vida y obra de Steinberg. Especialmente disfrutables son ‘En Nueva York y desde Nueva York’, en el que vemos las obras que el artista realizó al llegar a Estados Unidos, huyendo del avance del fascismo europeo, y cómo esta ciudad le impactó y se convirtió rápidamente en protagonista de muchos de sus dibujos; ‘La identidad’, donde podemos admirar varias obras de la magnífica serie ‘Le Masque’, así como las fotografías realizadas por Inge Morath donde el propio Steinberg y otros amigos portan las máscaras realizadas por el artista; o las ‘Portadas en The New Yorker’ y el enorme mural que exhibe todas las portadas realizadas por el autor durante los más de cincuenta años que trabajó para la revista.
Esta retrospectiva funciona como un certero acercamiento a la figura de Steinberg y su impulso creativo, marcado por errancia vital y artística, así como a su influencia en el arte de su tiempo y en el de nuestros días. En la muestra podemos observar cómo su producción sentó precedentes en el dibujo y la ilustración, y su estilo elegante, crítico e irónico se convirtió en un referente atemporal.