Las cien obras que ocupan el espacio dedicado a las exposiciones temporales del Thyssen y que forman la selección de 'Maestras' dejan con ganas de más. Se trata de la primera gran exposición del Museo Thyssen, con una perspectiva feminista, que reúne obras de artistas mujeres occidentales desde finales del siglo XVI hasta las primeras décadas del XX. La muestra se articula en ocho secciones con diferentes temáticas relacionadas con la producción de las artistas y su tiempo.
Es la primera gran exposición del Thyssen que reúne obras de mujeres artistas con una perspectiva feminista
El recorrido arranca con una potente selección de obras de Artemisia Gentileschi, Lavinia Fontana o Fede Galizia, entre otras. Sin embargo, a medida que se avanza por las diferentes secciones, esta fuerza se desvanece de manera progresiva, aunque seguimos encontrando obras magníficas como el bodegón de Clara Peeters (1611), los retratos de Angelica Kauffman de finales del siglo XVIII o el autorretrato de Victoria Martin (hacia 1840).
Puede resultar complicado de entender cómo muchas de estas artistas fueron pioneras, precursoras y defensoras de su profesión sin proporcionar un contexto histórico y político más profundo que acompañe a las obras en la sala. Así, las secciones 'Trabajos, cuidados' y 'Nuevas maternidades' dejan un regusto amargo al mostrar escenas repletas de clichés –no por ello de menor calidad artística, como demuestran las excepcionales pinturas de Mary Cassatt o las maravillosas esculturas de Käthe Kollwitz– que, sin una explicación más detallada y desde una mirada actual, parecen perpetuar ideales femeninos dedicados a los cuidados de los otros y a la crianza.
No se puede hablar de una exposición culmen, sino de un punto de partida
Esta extraña sensación se alivia en las dos salas finales, que se centran en la complicidad entre mujeres y su liberación artística y social en las vanguardias del siglo XX, con obras exquisitas de María Blanchard, Ángeles Santos o Maruja Mallo, entre otras. 'Maestras' es una profunda investigación que desvela la realidad de una historia del arte patriarcal. No obstante, no se puede hablar de una exposición culmen, sino de un punto de partida con aciertos y errores, pero, sobre todo, necesario.