ARCO 2018 William Mackrell

Las obras más curiosas y sorprendentes de ARCO 2018

Seleccionamos las obras que más nos han llamado la atención de las 208 galerías que exponen en esta edición en la que por haber, ha habido hasta censura

Noelia Santos
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En esta edición de ARCO, como en tantas otras, la polémica está servida. Tanto por la reivindicación de las artistas femeninas que reclaman su merecidísimo lugar en el arte con el movimiento 'estoy aquí', como porque por primera vez en la historia de la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid, una obra ha sido censurada antes de ser expuesta: 'Presos políticos', de Santiago Sierra (Galería Helga de Alvear). Un hecho más propio de otras épocas que contrasta radicalmente con el lema de esta edición: 'El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer'. En ausencia de la obra de Sierra que, por supuesto -y paradójicamente-, está siendo la más comentada de todas, hemos fichado otras piezas también curiosas y llamativas, aunque con un carácter mucho menos reivindicativo que la de Sierra, como son la performance del británico William Mackrell o la instalación de Jaime Pitarch. 

Las obras más curiosas y sorprendentes de ARCO 2018

Fakes news, de Alicia Framis

Y hablando de censura, nos fijamos en la obra de Alicia Framis 'Fake news'. Una instalación que consta de cuatro piezas de pequeñas dimensiones con las que representa, de un modo material, lo que está sucediendo en la actualidad con la difusión de pseudonoticias, cuyo fin no es contar la verdad sino desinformar de manera deliberada, utilizando titulares sumamente atractivos y datos en su mayoría falsos. Una de esas piezas son estos dos pares de zapatillas Converse All Star, realizadas en bronce con pátina dorada, y el modelo 'real' en caucho con tela blanca. 

Interruption, de William Mackrell

Una estructura de metal semitransparente, un fluorescente y una persona tumbada encima -como si estuviera en una camilla de reanimación-. De hecho, de eso va la pieza, como si el artista quisiera dar una segunda vida a esas lámparas de tubo que de no ser por él, acabarían tiradas en cualquier basurero. De este modo, no solo no contaminan -no hay que olvidar que los fluorescentes tienen una pequeña cantidad de mercurio altamente perjudicial para el medio ambiente- sino que, además, conciencian a quien contempla su obra. 

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Tournesols, de Jaime Pitarch

Qué difícil resulta en ocasiones distinguir la obra de arte de la realidad. Nos ha sucedido con esta pieza de Jaime Pitarch con la que representa un carro de limpieza hiperrealista, con sus fregonas, sus bayetas, sus bolsas de basura y sus botellas de productos de limpieza. Le acompaña una carta del propio artista en la que explica que su trabajo consiste, precisamente, en rescatar y reorganizar objetos cotidianos, reinterpretándolos y otorgándoles una nueva lectura, más allá de lo que el tiempo de su propia productividad determina. 

Commedia, Nadja Vilenne

Esta obra es un tanto inquietante. Su autora juega con la sofisticación psicológica, haciendo que sus esculturas sean por un lado vulnerables y por el otro, enormemente poderosas. Dicho de otro modo: es esa sensación que hace que sea inevitable mirar los bustos de cerca y, al mismo tiempo, mirar hacia otro lado como con rechazo. Sea como sea, es una de las instalaciones más solicitadas para hacerse selfies; los pide a gritos. 

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Cáscara-Máscara, Jonathan Hernández

La técnica del collage siempre resulta atractiva y sugiere mucho más de lo que oculta. Sucede con estas obras aparentemente descuidadas de Jonathan Hernández, de la Galería La Caja Negra: si nos fijamos bien, seguro que somos capaces de poner rostro a sus collages. Porque es más que probable que hayamos visto esa foto antes, ya que todas las imágenes que ha utilizado están extraídas de periódicos, tarjetas postales y anuncios. Les oculta el nombre y el lugar de manera totalmente premeditada, para obligarnos a desgranar su contenido y  retar nuestra memoria fotográfica -y no nos ha resultado nada difícil descubrir a un M. Rajoy o una Letizia en ellas, la verdad-.

Práctica de descomposición, Bene Bergado

Sí. Son cajas de verdura y elementos vegetales en descomposición. Solo que, aunque parezcan reales, se trata de piezas fundidas en bronce y pintadas al óleo. Su autora Bene Bergado, de la Galería Espacio Mínimo, acompaña la instalación con una etiqueta de composición alimentaria, repleta de antioxidantes, colorantes, intensificadores de sabor, gases de empaquetamiento, reguladores de acidez, conservantes y otros 'E' desconocidos por todos. Mucho cuidado, porque si no prestas atención, puedes tropezarte con las cajas; con la etiqueta no, porque está colgada en la pared y es gigantesca. 

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