En el tarot, cuando aparece la carta de la torre invertida, es decir, al revés, suele interpretarse como un momento de cambio, una renovación algo forzada, que representa un nuevo comienzo. Bajo esta premisa se articula la muestra ‘La torre invertida. El tarot como forma y símbolo’ en La Casa Encendida, que indaga en las conexiones entre el tarot y el arte desde los años 60 del siglo pasado hasta el presente.
El origen lúdico y la dinámica azarosa del tarot proporciona abundante inspiración al mundo del arte, desde las posibles combinaciones e historias resultantes, hasta los propios personajes de la baraja que, por ejemplo, protagonizan la obra de Raúl de Nieves. El artista los convierte en esculturas en las que convergen varias influencias del autor, desde la artesanía tradicional mexicana, hasta el drag o lo queer, pasando por el punk.
Por el contrario, la instalación de Betye Saar, titulada ‘House of Fortune’ se adentra en el plano más esotérico del tarot, con una mesa de cartomancia y unas ilustraciones vudú que incitan a ir más allá de las creencias occidentales y descubrir nuevos diálogos espirituales. Otra conversación a partir del tarot es la que encontramos en ‘The Velvet Underground Tarot Cards’, una película filmada por Andy Warhol, en la que una tarotista echa las cartas a los miembros de la célebre banda The Velvet Underground durante una fiesta. La escena, casi teatral, pero totalmente real, atrapa al espectador aun sin lograr escuchar con nitidez a los protagonistas debido al barullo.
A la hora de pensar en un futuro, Suzanne Treister imaginó una nueva baraja a medio camino entre la distopía y la contracultura. Una propuesta plástica de perfecta ejecución técnica y conceptual, para reflexionar sobre el porvenir.
Por último, esta exposición nos brinda la oportunidad de acercarnos a varias piezas preparatorias de la que Niki de Saint Phalle consideró la obra de su vida, ‘El Jardín del Tarot’, un espacio verde habitado por enormes esculturas inspiradas en el Tarot de Marsella.
