El Museo del Prado alberga una exposición que reúne, por primera vez desde su dispersión en 1830, la mayor parte de las obras que el Greco pintó entre los años 1577 y 1579 para el Monasterio de Santo Domingo el Antiguo de Toledo.
Se trata del encargo más importante que le fue asignado al pintor hasta ese momento. Un trabajo que incluyó una estructura retablística para el altar mayor, cuyos lienzos se encuentran dispersos actualmente.