Mata Mua. (Érase una vez). Paul Gauguin, 1892. (Sala F).
Gauguin emprendió su viaje hacia Tahití en 1891 en busca de un lugar alejado de la vida europea. El artista francés quería encontrar la inspiración en las civilizaciones de la Polinesia francesa. No era la primera vez que salía del país para pintar (ya había estado en Panamá y Martinica), pero sentía que esta vez encontraría lo que buscaba y a su vuelta se haría rico vendiendo las obras y así se lo transmitió a su mujer e hijos, que se mostraban escépticos. En Tahití, Gauguin se interesó por la cultura maorí y sus deidades, en especial la diosa Hina, La Luna. En “Mata Mua” el pintor compuso la escena a base de situaciones aisladas que había observado. El paisaje está formado por superficies de color superpuestas, sobre las que el autor sitúa a los diferentes personajes femeninos. Al fondo, un grupo de mujeres baila alrededor de Hina, mientras que en primer plano una muchacha toca la flauta para la diosa. A pesar de que Gauguin estaba muy satisfecho con este cuadro, tuvo que rebajarlo para poder venderlo. En la actualidad se considera una pieza fundamental del postimpresionismo.