¿Te apetece dar la vuelta al mundo? ¡Rinde homenaje a Magallanes y Elcano!

Era el 20 de septiembre de 1519 cuando la expedición Magallanes partía del puerto gaditano de Sanlúcar de Barrameda capitaneada por el portugués Fernando de Magallanes, a bordo de la nao Trinidad. Tras ella, cuatro naves más y 250 hombres que, sin saberlo, iban a cambiar la historia para siempre al ser los primeros en recorrer toda la redondez del planeta. No fue, para nada, un viaje fácil: padecieron enfermedades y hambre, fueron brutalmente atacados…. Magallanes murió asesinado en Filipinas después de intentar invadir la isla de Mactán. Entonces, el capitán español Juan Sebastián Elcano se hizo cargo de la expedición, que logró llegar a las preciadas islas de las Especias, la gran obsesión de Magallanes. De allí, cruzó el océano Índico y, después de bordear el cabo de Buena Esperanza, logró llegar a Sanlúcar el 6 de septiembre de 1522, tres años después. De la expedición inicial, solo volvió un barco, la nao Victoria, y 18 tripulantes de los 250 que partieron. Ellos, sí, fueron los primeros en circunvalar la tierra.

Las islas Canarias fueron la primera parada de aquella expedición, que continuó hasta Cabo Verde y que luego se lanzó al Atlántico para llegar a Rio de Janeiro dos meses después. Allí empezó la odisea: no lograban encontrar el paso del Pacífico y llegó un invierno helador que provocó motines y deserciones. Finalmente, en noviembre de 1520, lograron cruzar el estrecho y dar con el nuevo mar, que Magallanes bautizó como el Pacífico. De allí, a las Filipinas, donde murió. Fue Elcano quien siguió hasta Las Molucas, al oeste de Papúa. Seguiría Timor, Cabo Verde, donde fueron apresados, y finalmente, Sanlúcar otra vez, el lugar donde todo empezó.

Respetando al máximo el recorrido de aquellos precursores viajeros, aunque diseñada en otro orden, esta vuelta al mundo empieza en Sevilla. Y la primera parada, cómo no, es Santa Cruz de Tenerife, ciudad colonial con una de las playas más bellas de la isla, Las Teresitas. De allí, a Río de Janeiro, la ciudad más grande de Brasil, presidida por el mítico cerro del Corcovado, y que cuenta con algunas de las playas más afamadas del país, como las de Copacabana e Ipanema. La ruta sigue en la impresionante y siempre viva Buenos Aires, para seguir hasta la hermosa Ushuaia, en el fin del mundo, y Punta Arenas, ya en la Patagonia chilena. Las antípodas, con parada en Auckland, son la próxima etapa de un viaje que luego se detiene, como no, en Filipinas, en la hermosa ciudad de Cebú. La ruta continua en el sudeste asiático con parada en Brunéi, la Morada de la Paz. Le sigue Timor Oriental y luego Dubai, hasta llegar a la siempre hermosa isla de Sal, en Cabo Verde, repleta de oasis y volcanes inactivos, para acabar en la alegre y hermosa Sevilla.

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