Vive Nueva York como un auténtico local

Hasta 300.000 tumbas y otros 1.400 mausoleos alberga el principal cementerio del Bronx, construido en la segunda mitad del siglo XIX como un camposanto rural. Además del agradable paseo que ofrece, ideal para una tarde otoñal, es divertido buscar las lápidas de los personajes históricos cuyos restos yacen allí enterrados: grandes músicos como Miles Davis, Duke Ellington o Lionel Hampton, además de la reina de la salsa, Celia Cruz, el escritor Herman Melville o el gran periodista Joseph Pulitzer. 

Queens y sus culturas vibran en este centro dedicado a las artes que fue recuperado para la comunidad del barrio de Flushing a finales de los 70. Tiene una programación estable de conciertos, con especial dedicación al jazz, que se entiende por la gran cantidad de músicos del género que vivieron en la zona, desde Louis Armstrong a John Coltrane o Ella Fitzgerald. Es un buen lugar para asistir a talleres y master class.

Este oasis maravilloso se esconde tras los rascacielos del Midtown, justo enfrente de la biblioteca pública de la ciudad –que es otra visita más que recomendable, por cierto. Es un lugar frecuentadísimo por los neoyorkinos, que aprovechan el buen tiempo para salir de la oficina y comer al aire libre, pero también se puede jugar a la petanca, al ping-pong o al ajedrez. No hay más que entrar en su web para descubrir que depara la agenda diaria del parque, siempre repleta de actividades para todos los públicos.

Esta antigua vía de tren se transformó en uno de los parques más agradables de Manhattan a principios de los años 2000: mantiene la estructura original de acero, cubierta ahora de más de 500 especies de plantas y árboles. Sus dos kilómetros de vías elevadas cruzan el distrito de Meatpacking y parte de Chelsea, y sigue creciendo, de hecho, en junio de este año se inauguró The Spur, el último tramo de la vía, entre la 30 y la décima avenidas, una gran plaza diseñada para acoger eventos y actuaciones.

Disfrutar de las vistas de la ciudad desde una terraza mientras se degusta un cóctel es una actividad obligada en Nueva York. Una de las imprescindibles es la del Westlight bar, ubicada en el rascacielos más alto del barrio de Williamsburg, siempre a la última. ¡Un lujazo!

Aunque la playa más conocida y frecuentada de la ciudad es la de Coney Island, la de Rockaway, en Queens, es mucho mejor. Ofrece tres quilómetros de costa donde es posible practicar surf, hacer submarinismo en busca de pecios o, simplemente, darse un refrescante baño para salir del ahogo de la ciudad cuando aprieta el calor del verano. Los amantes de las aves no pueden perderse el Jamaica Bay Woldlife Refuge, que ofrece rutas a pie para avistar la gran variedad de aves acuáticas que viven en este refugio. 

Una visita imprescindible para todo foodie que se precie: aquí encontraréis lo mejor de la infinita oferta gastronómica de la ciudad, como las pizzas de la ya mítica Juliana’s de Patsy Grimaldi, el delicioso pollo frito de Jacob’s Pickles o los mediterraénos mezze de Miss Ada. No os podéis perder la azotea, donde está el escenario por el que pasan los mejores músicos, cómicos y otros artistas de la zona. Está en Brooklyn y abre cada día excepto los lunes.

Ya estábamos acostumbrados a recorrernos Europa a precios razonables, hasta que llegó Norwegian y nos ofreció, además, la posibilidad de cruzar el charco sin arruinarnos. La aerolínea de bajo coste une con vuelos directos diversas ciudades europeas con otras tantas de los Estados Unidos, como Nueva York, en tan solo 8,55 h desde Barcelona. Y podéis elegir las tarifas más bajas sin perder servicio. Además, si queréis volar con más comodidad que en tarifa 'low-cost' y sin pagar una fortuna, podéis elegir la clase Premium Economy. Y atención, porque Norwegian está considerada una de las compañías aéreas menos contaminantes, de manera que al volar con ellos reducimos nuestro impacto ambiental.