Canet de Mar Casa Museu Domènech i Montaner
© Gonzalo Sanguinetti
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Maresme, entre romanos y modernistas

Canet de Mar y Mataró son los dos destinos de nuestro viaje a la comarca costera

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En el Maresme se respira modernismo. Dos de los grandes arquitectos tuvieron vínculos muy estrechos con la comarca: Josep Puig i Cadafalch nació en Mataró y vivió allí sus años de infancia y juventud, además de veranear en Argentona; y Lluís Domènech i Montaner pasaba largas temporadas en Canet de Mar. Precisamente los elementos modernistas de Canet son el motivo de la primera parte de la escapada, y luego iremos a Mataró, pero para conocer su pasado romano y sus mercados.

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Canet de Mar

Cada primer sábado de mes a las 11 h se hace una visita guiada por el Modernismo de Canet. No es necesario reservar con antelación, sólo estar puntualmente en la Casa Museu Lluís Domènech i Montaner, donde hay también la Oficina de Turismo. Si vais a la población cualquier otro día, podéis, claro está, realizar la ruta por vuestra cuenta. Otra opción es que forméis un grupo de veinte o más personas y así poder concertar una visita. El itinerario comienza en la casa donde residía el arquitecto y que construyó entre 1918 y 1920 con su hijo, Pere Domènech Roura, y su yerno, Francesc Guàrdia. Dentro encontraréis una exposición permanente sobre el arquitecto modernista y también exposiciones temporales. Al lado, en la masía Rocosa, tenía su estudio y taller.

En la riera de Sant Domènech está la Casa Roura, encargo de los cuñados del autor del Palau de la Música, y no muy lejos el Ateneu Canetenc, que destaca por el rosetón central y el gran balcón. Tomaremos la calle Ample, con obras como la Casa Floris, de Pere Domènech, la Casa Puxan, del maestro de obras Josep Cabruja por encargo del indiano Jaume Puxan, y la Casa Carbonell, con fachada esgrafiada. En la población también hay antiguas fábricas interesantes desde un punto de vista arquitectónico como la Fábrica Jover, de Pere Domènech, y la Fábrica Carbonell, de Puig i Cadafalch. La guinda de la ruta es el Castillo de Santa Florentina, restaurado y ampliado por Domènech i Montaner; eso sí, hay que caminar una media hora para llegar a él, y se debe reservar con antelación para visitar sus dependencias.

Iluro con los cinco sentidos

Nos desplazamos a continuación en la capital de la comarca. En Mataró se programan muchas visitas guiadas; nosotros optamos por la que se titula Salve Iluro. La ciudad romana a través de los sentidos. Iluro es el nombre que tenía lo que vendría a ser la actual Mataró hace dos milenios, una población pequeña, sobre una colina, y con sus murallas, el Foro, las termas, algunas domus... El itinerario, que se inicia en la puerta del Ayuntamiento y no requiere reserva previa, no es teatralizado pero sí cuenta con algunos elementos participativos, como que alguno de los asistentes puede acabar vestido como en la época de los romanos, o la posibilidad de tocar restos de aquellos años, ya sea cerámica o teselas. También se visita la exposición permanente del Museu de Mataró dedicada a Iluro.

Si el día que visitéis la ciudad no se hace esta ruta, podéis optar por alguna otra que se lleve a cabo - Modernismo, ruta sobre el primer ferrocarril, un paseo por la historia, ruta por las fábricas ... - o bien pedir a la Oficina de Turismo, situada en el mismo Ayuntamiento, realizar una ruta audioguiada.

En la capital del Maresme también podéis disfrutar de sus mercados. Hoy en día Mataró tiene siete en funcionamiento, pero los dos más céntricos son el de la plaza de Cuba, obra del arquitecto Lluís Gallifa, y el de la plaza Gran, situado en pleno casco antiguo, con una construcción central, El Rengle, de Emili Cabañes reformada por Puig i Cadafalch.   

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