1. Bossòst
Si tenéis ganas de sentir el frío de la montaña y disfrutar del otoño en un entorno mágico, poned rumbo a la Vall d’Aran hasta Bossòst, una ciudad bañada por la Garona, con una iglesia románica y un centro histórico bien cuidado. Aprovechad para saborear el ándito, que encontraréis en charcuterías y restaurantes, una variedad de morcilla embutida que es ideal para acompañar con un buen IGP Pa de Pagès Català.