Declarado Reserva de la Biosfera por parte de la UNESCO, el otoño es probablemente el momento más dulce para el Montseny, o al menos para visitarlo, cuando el bosque muestra toda su gama cromática y las setas y las castañas asoman la nariz. Esta escapada de 48 horas en el Vallès Oriental la centraremos en esta patria del excursionismo, ya sea adentrándonos en su Naturaleza o paseando por algunas de las poblaciones cercanas.
Día 2: el pico más alto
Con 1.705,8 metros de altitud el Turó de l'Home es el punto más elevado del macizo del Montseny. Y además, si no estáis acostumbrados a andar ni a pedalear, no hay problema: se puede subir hasta prácticamente arriba con vehículo motorizado. Ahora bien, nosotros os debemos recomendar que hagáis ejercicio y vayáis a pie o sobre dos ruedas a través de alguno de los itinerarios que allí llevan, y así disfrutar plenamente del paisaje y la Naturaleza. Una vez en lo alto, como ya os podéis imaginar, las panorámicas a los cuatro vientos -si la niebla no os lo impede- son magníficas, hacia la costa, hacia los Pirineos, ¡hacia todas partes! En la cima también destaca el observatorio meteorológico, inaugurado en 1932, que luce una placa dedicada a uno de sus impulsores y fundador del Servicio Meteorológico de Cataluña, Eduard Fontserè. Desgraciadamente hace algunos años que el observatorio se encuentra en desuso.
Cuando ya hayáis satisfecho la vista y renovado el aire de los pulmones, os proponemos que hagáis una visita al Centro de Manipulación de la Castaña, abierto todo el año, aunque estaréis de acuerdo en que en otoño es cuando viene más a gusto visitar un espacio como este. Está gestionado por la empresa Castanya de Viladrau, nacida con la idea de recuperar los castaños del Montseny y ofrecer un producto arraigado en la tierra. En sus instalaciones os mostrarán la selección que hacen del fruto, y también cómo se elaboran algunos alimentos, como la harina de castaña, la miel de castaño, el pan de castaña, o incluso la cerveza de castaña. Por si os queda tiempo, deciros que la misma empresa organiza excursiones por los alrededores y, ya que estamos en el tema y queda cerca, recomendaros que vayáis a conocer el espectacular Castaño de las nueve ramas, todo un símbolo en Viladrau.
Día 3: la cuna del rey Alfonso I
La mañana del último día en el Vallès Oriental lo hemos reservado para conocer Sant Pere de Vilamajor. Queremos descubrir su núcleo histórico, La Força, declarado bien cultural de interés nacional, y antiguo recinto fortificado alrededor del castillo de Vilamajor. De aquel castillo, residencia de los condes de Barcelona cuando se movían por estas tierras y donde se dice que podría haber nacido el rey Alfonso I de Cataluña, hijo de Petronila de Aragón y del conde Ramón Berenguer IV, nos queda hoy la imponente torre Roja, reconvertida en torre de campanario exenta en la iglesia de Sant Pere. Allí mismo está el Punto de Información La Mongia, donde es conveniente entrar para que no perdamos detalle de todo lo que podemos ver en el centro histórico. Por ejemplo las murallas y fosos que aún se mantienen, o Can Vila, antigua torre defensiva del castillo, o la llamada Torre Negra o Torreta, en el punto más alto del montículo de la iglesia de Sant Pere.
Dando un salto en el tiempo, pero no mucho en el espacio, muy cerca está La Vicaría, una masía del año 1639 y hoy centro de arte donde han hecho estancia numerosos artistas. En la explanada de delante hay varias obras de arte moderno.
Por la tarde vamos a Santa Maria de Palautordera. Siempre se ha dicho que el Montseny es singular por la riqueza y variedad de su vegetación, con un collage de paisajes que van desde los propios del clima mediterráneo hasta aquellos más habituales en Europa central. Así pues, ¿qué mejor lugar donde montar un arboreto muy diverso que en la falda misma del macizo? Hay hasta 80 especies de árboles, dicen que todos los que se pueden encontrar en el Montseny. El espacio es ideal para ir en familia, ya que dispone de área de picnic, columpios, y también una balsa con patos y peces.
Aprovecharemos lo que nos quede tiempo antes de poner el punto y final a la escapada para conocer el patrimonio de Santa Maria de Palautordera. Podemos empezar en la iglesia, un edificio gótico que se ve acompañado de un campanario que fue la antigua torre de un palacio del siglo XIII. Tenemos que pasear por la calle Mayor, y adentrarnos en el paseo del Remei para encontrar las casas modernistas. En lo alto nos espera la ermita neoclásica del Remei, junto a la que había sido la capilla de San Sebastián, hoy vivienda particular. También son de interés en diferentes rincones de la ciudad algunas torres de veraneo, masías, o el curioso puente roto sobre el río Tordera, mitad en Santa Maria de Palautordera (que conserva su fisonomía antigua), y mitad en Sant Celoni (reconstruido de forma moderna en 2005), y que puede ser un buen lugar donde despedirnos de estos entornos del Montseny.
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