Tarde día 1: paseos ciudadanos
Llegamos al Vendrell y dejamos el coche cerca del centro. Entre calles retorcidas, tropezamos con la plaza Vella, el centro neurálgico del entramado urbano. Echamos un vistazo a la fachada del Ayuntamiento y los edificios que cierran la plaza y enseguida nos encontramos con la iglesia, la Parròquia de Sant Salvador, en pie desde el siglo XVIII. Si nos fijamos bien, veremos que el campanario recoge el testigo de los impactos de bala que recibió durante la tercera guerra carlista. Un órgano barroco preside el interior del templo.
Para continuar, podemos ir a buscar el curso de la riera de la Bisbal, que nos cierra el camino por el oeste. Si seguimos en dirección norte, bordearemos el centro histórico, al que podremos acceder en cualquier momento por una de las calles que atraviesan el arroyo. Recuperamos la red de calles que conforman el centro de la ciudad volviendo, por ejemplo, por la calle de la Estela, que desemboca en la de Santa Anna. Nos dejamos llevar hasta llegar a la Casa Nadiua de Pau Casals, vivienda significativamente humilde que desde 1998 acoge el museo dedicado a este genio de la música. El museo es una puerta a la niñez de Casals y un eslabón imprescindible para comprender su figura.
Al salir de la casa de Pau Casals, una buena forma de cambiar de aires es desplazarse hacia la zona comercial de la calle Montserrat, que nace en la plaza Nova y la calle de la Muralla, que a su vez nos devuelve a la calle Major y al Ayuntamiento. Cae el atardecer en la plaza de los Hermanos Ramon i Vidales y en el pasaje de Sabaudia.