Sant Pere de Casserres
Monasterio humilde, pero lleno de detalles evocadores, como su pequeño claustro, el locutorio que con los años se transformó en una bodega, o las tumbas antropomorfas que evidencian que el edificio se alzó sobre una necrópolis, Sant Pere de Casserres se encuentra en un lugar impresionante, en el balcón de un meandro del Ter. Mobiliario y enseres antiguos repartidos por las diferentes estancias — cocina, bodega, sala capitular... — hacen aún más comprensible el lugar y más atractiva la visita, así como un audiovisual que podéis mirar al comenzar el recorrido. El monasterio se encuentra en medio del Camí Oliba, la ruta de arte románico que se adentra por las comarcas del Bages, de Osona y del Ripollès siguiendo la huella del personaje. Promovió la edificación de Sant Pere de Casserres la vizcondesa Ermetruit en 1006, que recibió el dominio alodial de Casserres del conde Ramón Borrell de Barcelona, y pequeñas comunidades de monjes residieron aquí hasta el siglo XIV, siendo el único monasterio de orden benedictino en la comarca de Osona.